sexta-feira, dezembro 26, 2008

Ensino Superior em Portugal O Top da Empregabilidade

Técnico no 'top' das saídas
PEDRO SOUSA TAVARES
in DN
Superior. Um diploma é garantia de menos desemprego, mas no 'top' da empregabilidade só três engenharias do Técnico têm níveis perfeitos.
O DN diz o que procuram os empregadores
Cursos politécnicos com negativa
É o que se chama um "pleno" no pódio. De acordo com dados de Junho deste ano do Ministério da Ciência, Tecnologia e Ensino Superior, tendo em conta os desempregados que terminaram cursos superiores entre 2004/2005 e 2006/2007, apenas três formações conseguiram a proeza de não ter um único inscrito nos centros de emprego. E são todas do Instituto Superior Técnico (IST): Engenharia Civil, Engenharia Informática e de Computadores e Engenharia Electrotécnica e de Computadores.Uma hegemonia que diz muito sobre o actual peso das novas tecnologias, e do Instituto Superior Técnico em particular. Mas que não significa que apostar noutras áreas e instituições seja uma aposta errada, como mostram as diferentes ofertas e instituições que ocupam os outros lugares neste top ."O que nos dizem os números é que a relação entre a instituição e a oferta, o chamado par estabelecimento/curso, é o mais importante", explica Maria João Rosa, directora do Gabinete de Planeamento, Estratégia, Avaliação e Relações Internacionais (GPEARI) do Ministério, responsável por esta contabilidade. "Seria redutor dizer que uma instituição garante sucesso e outra não", acrescenta. "Há universidades muito credenciadas que têm cursos com menor procura e outras, de menor expressão, que conseguem taxas de colocação muito interessantes em alguns cursos."Exemplos? O curso de Enfermagem da Escola Superior de Enfermagem Imaculada Conceição ou Medicina Dentária no Instituto Egas Moniz, ambos privados, que registam níveis de empregabilidade muito superiores a vários cursos "populares" de universidades públicas de referência.Superior é sempre boa apostaPela negativa, são também engenharias - mas a Biotecnológica e Química, ambos cursos leccionados no instituto politécnico de Bragança - que se distinguem, num pódio onde figura ainda o Jornalismo e Comunicação do politécnico de Portalegre.
Mas, mais uma vez, desaconselham-se leituras apressadas. Os politécnicos , diz Maria João Rosa, são geralmente "uma boa aposta" ao nível da empregabilidade, incluindo nos ciclos "não superiores", como os Cursos de Especialização tecnológica.Resumindo: não há fórmulas infalíveis, apenas "indicadores" que podem orientar a escolha. "As ofertas de emprego são muitas vezes ditadas por ciclos", explica a directora do GPEARI. "Se analisarmos os dados por áreas, verificamos que entre o final de 2007 e meados deste ano, houve uma grande absorção de diplomados em cursos de formação de professores. Mas isso não quer dizer que esses dados se repitam nas próximas estatísticas. São precisos anos - e estes dados só são trabalhados desde 2007 - para se poder falar em tendências."Há no entanto uma certeza: "É sempre preferível ter um curso superior." Dados nacionais e internacionais mostram que os diplomados ganham melhor e têm 10% dos índices de desemprego dos restantes trabalhadores. A conclusão é simples: aprender compensa

Direitos Humanos e Serviço Social :Espanha As Crianças Perdidas do Franquismo

La Acción Social de la Falange y la Iglesia desempeñaron un papel muy importante en una poco conocida 'depuración' de la raza por la que se robaron miles de niños, hijos de padres asesinados y madres 'rojas'
Una de las sorpresas que me encontré a la vuelta de un largo exilio fue el ver que mis estudiantes (gente joven, despierta y curiosa intelectualmente, horrorizados por las barbaridades realizadas por las dictaduras chilenas y argentinas -tales como el robo de niños de padres asesinados por aquellas dictaduras-) desconocían que todos aquellos horrores habían ocurrido también en España durante la dictadura franquista, incluyendo el robo de niños de madres republicanas asesinadas por el Ejército golpista. Recordaré siempre su respuesta al excelente documental de la televisión catalana Els nens perduts del franquisme, de Montse Armengou y Ricard Belis, que documentaba tales robos durante la dictadura. Al entrar en el aula al día siguiente de haberse proyectado tal documental, noté un silencio ensordecedor. Los estudiantes estaban sorprendidos, avergonzados e indignados de que se les hubiera ocultado parte de la historia de su país. Sabían lo que había ocurrido en Argentina y Chile, pero desconocían lo que había ocurrido en España.
Fue así como pude explicarles que no sólo lo que había ocurrido en aquellos países, sino incluso muchas de las cosas que habían ocurrido en la Alemania nazi, se habían dado también en España. En realidad, parte de los experimentos realizados por la Gestapo en los campos de concentración nazis se habían iniciado en España bajo la supervisión de la misma Gestapo. (Ver Michael Edwards A time of silence. Civil War and the Culture of Repression in Franco's Spain. 1936-1945. Cambridge University Press, 1998). No se lo podían creer. ¿Cómo es que nadie se lo había contado? Y así se lo expliqué.
En contra de lo que se ha dicho y escrito, el régimen militar liderado por el general Franco era racista. Los militares golpistas se consideraban parte de una raza hispánica superior (el día nacional se llamaba el día de la Raza), superioridad que le otorgaba el derecho de conquista y sometimiento sobre otras razas inferiores, entre las cuales incluían la raza de los republicanos rojos (término utilizado por la dictadura hacia aquellas poblaciones que se opusieron al golpe militar y a la dictadura). El ideólogo de tal doctrina era el militar psiquiatra Vallejo Nájera, que dirigía los Servicios Psiquiátricos del Ejército. Parte de su formación había tenido lugar en Alemania, habiendo estudiado las teorías racistas nazis de las cuales era un ferviente admirador. Su interpretación de la raza, sin embargo, contenía un fuerte componente político-cultural y psicológico más que étnico, aunque incluía elementos antisemíticos en su definición. Fue nombrado por el dictador director del Gabinete de Investigaciones Psicológicas con el objetivo de estudiar la raza española y su superioridad, con la intención de purificarla eliminando cualquier forma de contaminación que diluyera su pureza. Sus teorías quedaban reflejadas en sus libros, incluyendo Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza, en el que definía raza como espíritu. "La raza es espíritu. España es espíritu. La Hispanidad es espíritu... Por eso hemos de impregnarnos de Hispanidad... para comprender nuestras esencias raciales y diferenciar nuestra raza de las extrañas". Este espíritu lo definía como "militarismo social, que quiere decir orden, disciplina, sacrificio personal, puntualidad en el servicio, porque la redoma militar encierra esencias puras de virtudes sociales, fortaleza corporal y espiritual". Y para mejorar la raza era necesaria "la militarización de la escuela, de la Universidad, del taller, del café, del teatro, de todos los ámbitos sociales". Su purificación de la raza incluía el resurgimiento de la Santa Inquisición en contra de las personas que consideraba antipatrióticas, anticatólicas y antimilitares que corrompían la raza española. Afirmó que parte del problema racial de España era que había demasiados Sanchos Panzas (físico redondeado, ventrudo, sensual y arribista), y pocos Don Quijotes (casto, austero, sobrio e idealista), personajes imbuidos en un militarismo, identificando la cultura militar como la máxima expresión de raza superior. (Para expansión de este análisis, ver el excelente libro de Enrique González Duro Los Psiquiatras de Franco. Los rojos no estaban locos. Península, 2008).
Vallejo Nájera tenía un gran desprecio para las personas corrientes y creía que la sociedad moderna necesitaba de una "minoría selecta... con espíritu aristocrático... imbuido en una misión especial de salvar al país y a la raza". Era también profundamente anti-mujer, considerando que "las hembras no estaban facultadas para la lectura de libros". Desaconsejaba a las niñas que leyeran libros excepto los de carácter religioso, y alertaba que la debilidad mental de las mujeres las hacía especialmente vulnerables al marxismo, el máximo exponente del deterioro de la sociedad. Hablaba del marxismo como de una peste transmitida a partir de los centros urbanos, los centros industriales de la costa de España.
Vallejo Nájera estableció un campo de experimentación en Málaga, "Málaga que ha importado toda clase de ideas", ciudad costera que él consideraba proclive a tal enfermedad. En aquel campo hizo todo tipo de experimentos, asesorado por agentes de la Gestapo, incluyendo un estudio de 40 malagueñas, milicianas republicanas, consideradas todas ellas como "casos de anormalidad psíquica, exaltadas por sentimientos pasionales... que se sumaron al saqueo para satisfacer impunemente rencores y venganzas personales". Dentro del campo de concentración agrupaba a los rojos en varias categorías, siendo una de ellas (considerada de las más degeneradas) las mujeres marxistas y catalanas. Fue en estos campos de concentración donde se realizaron tales estudios que generaron la información de la que Vallejo- Nágera concluía que el marxismo era la máxima forma de patología mental, siendo "el marxismo español una mezcla judeo-masónica que la distingue del marxista extranjero, semita puro".
Tal señor no era una figura menor en el edificio ideológico del Ejército franquista y del régimen militar que estableció. Sus teorías se transformaron en la ideología del régimen. Eran profundamente racistas, contraponiendo la raza española (que se caracterizaba por su masculinismo, canto a la fuerza física, nacionalismo extremo y un profundo catolicismo) a la raza roja inferior, compuesta de subdesarrollados mentales, psicópatas y degenerados, contaminados por un marxismo, judaísmo y masonismo al cual eran vulnerables las clases populares por su subdesarrollo mental.
Tal inferioridad de raza podía corregirse, sin embargo, a la temprana edad de la infancia. De ahí que se requiriese que a las madres rojas se les quitaran los infantes para evitar su contaminación y degeneración. La Acción Social de La Falange y la Iglesia jugaron un papel muy importante en esta depuración de la raza "salvando" a los infantes de tal patología que podía transmitirse de madres a hijos. Tales robos eran frecuentemente hechos para el beneficio de parejas afines al régimen que deseaban tener niños. Miles de niños fueron sustraídos de sus madres rojas.
Esta política de robos era, tal como escribe Enrique González Duro, política del Estado. El Ministerio de Justicia tenía como responsabilidad robar (el término que se utilizaba era recoger) a todos los hijos de los asesinados, encarcelados o desaparecidos, a fin de "liberarles de la miseria material y moral que suponía su distanciamiento del nuevo Estado español". En 1943 los hijos de presos bajo tutela del Estado eran 12.043.
Estos hechos se han ocultado al pueblo español. El documental Els nens perduts del franquisme, ampliamente galardonado internacionalmente, ha sido mostrado en la televisión sólo en Cataluña, en el País Vasco y en Andalucía (a la 1 de la madrugada). Recientemente se hizo una presentación de una versión abreviada en TV2. Por lo demás no se ha presentado en ninguna otra televisión, sea pública o privada, contribuyendo al olvido de los horrores de aquella dictadura cuyo conocimiento es muy escaso en nuestro país, y que el auto del juez Garzón hubiera podido ayudar a remediar. Su retiro del caso ha aumentado las posibilidades de que aquel horror continúe desconociéndose.
Vicenç Navarro
es catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra

segunda-feira, dezembro 22, 2008

Serviço Social Bolsas Quercus

Excelentíssimo/a Senhor/a,
Através da presente queremos dar a conhecer o nosso Projecto de bolsas: Quercus 3.

Este projecto tem por base a realização de 190 estágios profissionais de experiência em organizações públicas e privadas de 12 países europeus, entre janeiro de 2008 e maio de 2009.

O número de organizações participantes está a aumentar de ano para ano, e ficaríamos muito satisfeitos em contar este ano também com a sua participação em nosso ambicioso projecto.

Mais de 100 bolsas ainda estão a ser adjudicado!!!!

- Quercus irá fornecer a você graduados universitários qualificados selecionados por você mesmo e, de acordo com os seus interesses e necessidades. Durante o estágio, o seu estagiário irá completar um programa de trabalho desenvolvido e detalhado por vocês.
- Quercus financia todas as despesas relativas à viagem, seguro, preparação cultural e linguística, bem como os custos de subsistência dos jovens.

Se você está interessado em acolher um ou mais dos nossos bolseiros em suas instalações, você só tem que registrar sua organização on-line em (www.becasquercus.net) através da seção ORGANIZAÇÕES DE ACOLHIMENTO) e depois depósitar uma oferta de estáncia como 2 º passo. Ou se preferir, basta preencher o formulário anexado e enviá-lo para nós. Iremos imediatamente procurar candidatos adequados e lhe enviar seus currículos.

Contudo, fico à sua inteira disposição para esclarecer qualquer tipo de dúvidas ou proporcionar mais amplas informações.
Melhores cumprimentos

Mayte Gallego
Assistente de Projecto

quarta-feira, dezembro 10, 2008

A Violência Machista No Ensino Universitário

La violencia machista burla los muros del saber
Un 65% de profesores y alumnos universitarios
ha sufrido maltrato o ha sido testigo de algún caso
En la calle, pero también en las salas donde los jueces dictan sentencias, se tiene a veces la errónea idea de que la violencia de género es propia de clases bajas o de ámbitos marginales. Pero, desafortunadamente, el maltrato burla los estratos socioculturales y halla acomodo también entre los muros del saber y la tolerancia, como las universidades. El 65% de los universitarios consultados en un estudio elaborado por seis universidades públicas (1.083 hombres y mujeres) conoce o ha sufrido alguna situación de violencia de género en la facultad. No siempre las reconocen cuando las ven, pero una vez que se les pregunta por circunstancias concretas que internacionalmente son consideradas violencia de género, las identifican.
Esta primera parte del estudio, que pretende sacar a la luz la realidad en las universidades, para implantar después las medidas necesarias, descubre que aún hay un porcentaje de universitarios nada desdeñable (33,24%) que no ve violencia de género en la exigencia de saber con quién y dónde está su pareja. Casi un 22% tampoco identifica este problema aunque la pareja te imponga la manera de vestir, peinar o comportarte en público. Y un porcentaje idéntico cree que impedirte hablar con otras personas no es nada anormal.
Pero una amplia mayoría considera que deberían tratar este problema en alguna asignatura, charla, debate, seminario. Y casi ninguno sabe si su universidad tiene algún servicio al que recurrir en caso de sufrir este problema, algo que el 85% cree que debería existir.
El estudio, pionero en España, se ha elaborado en las universidades de Barcelona, Sevilla, País Vasco, Murcia, Valladolid y Jaume I (Castellón) y ha recibido financiación del Instituto de la Mujer.
En otros centros de estudios superiores extranjeros la violencia de género ya se ha estudiado con antelación y se han articulado algunas medidas, como la instalación de oficinas específicas para informarse sobre eso. De los informes ya efectuados en otros países se extrae un dato preocupante: entre un 12% y un 28% de las estudiantes universitarias son objeto de violencia de género. Y tampoco en el ámbito académico son frecuentes las denuncias, prácticamente inexistentes. Como ocurre en casi todos estos casos, la víctima suele atribuirse cierta culpabilidad, como el haber provocado la situación indeseada, que pueden ser caricias o besos sin consentimiento hasta relaciones sexuales no deseadas. En estos casos, las mujeres no sólo sufren un efecto perjudicial sobre su autoestima, sino que acaban teniendo "una percepción negativa de la universidad y su personal", afirma el estudio.

A Estafa de Ensinar

La estafa del enseñar a enseñar
La publicación en EL PAÍS de un Manifiesto Contra el Nuevo Máster de Formación del Profesorado (ECI/3858/2007) ha sido respondida en estas páginas por algunos pedagogos que lo defienden. Las pretendidas evidencias con que argumentan son, sin embargo, falsas. La tesis principal es que un profesor no sólo debe conocer su materia, sino que debe también aprender a enseñarla. Esto parece muy de "sentido común", pero es un sofisma con el que los "expertos en educación" llevan muchos años abduciendo a las autoridades ministeriales. Los futuros profesores, se dice, deben "aprender a enseñar" y los alumnos "aprender a aprender". Para conseguirlo, existe un cuerpo de especialistas (con sus propios intereses corporativos), cuya función es "enseñar a enseñar". Ahora bien, para ello precisamente se confió a los pedagogos el curso del CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica). Este curso jamás se ha sometido a una evaluación objetiva entre los profesores de secundaria y bachillerato. Se sabía de sobra que los profesores no sólo no avalarían su utilidad, sino que lo valorarían como una estafa o una impostura. ¿Qué solución propone el ministerio? Nada menos que sustituir el quinto año de preparación disciplinar específica por un Máster de Formación del Profesorado que no es más que un CAP más largo y más caro. Cualquier cosa menos preguntar a los profesores sobre la utilidad en las aulas de la formación pedagógica. Por lo visto, los únicos que saben lo que se necesita en las aulas son los que jamás han pisado un aula. Por lo mismo, los únicos que saben cómo se enseña matemáticas, gramática o historia, son los que no saben ni matemáticas, ni gramática, ni historia (pero son, en cambio, expertos en enseñar a enseñar cómo se aprende a aprender).
¿Por qué el CAP ha sido una estafa y una vergüenza todos estos años? No porque fuera muy corto, sino porque es falso que quien no sabe matemáticas pueda enseñar a enseñar matemáticas. Y todavía es más falso que haya un saber que no sea ni física, ni latín, ni geografía, y cuyo contenido sea el enseñar en general para cualquiera de esas disciplinas. Un profesor debe saber captar la atención de los alumnos enseñándoles a amar el conocimiento, y para lograrlo no hay otra garantía que su propio amor por el conocimiento. Las matemáticas, la historia o el derecho procesal son apasionantes y la obligación de un profesor es saber transmitirlo a sus alumnos. Ahora bien, su mejor arma, en realidad su única arma, es saber matemáticas, historia o derecho procesal. ¿Saber historia no significa saber enseñar historia? Cualquier docente experimentado diría que la cosa es exactamente al revés: la mejor prueba de que algo que uno creía saber no lo sabe en realidad es que fracasa al enseñarlo. Si no se sabe cómo enseñar algo es porque no se sabe suficientemente, y la consecuencia es que hay que estudiarlo más y mejor. Estudiar más física, matemáticas o latín, no pedagogía. Por supuesto que siempre habrá grandes investigadores muy sabios que no amen la enseñanza y se nieguen a ejercerla. La figura del buen investigador y mal docente no cesa de blandirse como un argumento incontestable, pero es una falacia: los investigadores que no aman la enseñanza enseñan mal, no porque no sepan, sino porque no quieren hacerlo, y ningún curso de formación del profesorado les hará cambiar de opinión. Por otro lado, licenciados que nunca han enseñado no saben enseñar, pero no porque les falte teoría pedagógica (o psicopedagógica), sino porque les falta práctica docente. El acceso a la profesión de profesor, como a la de juez o a la de médico, no debería hacerse sin haber superado un periodo de prácticas seriamente concebido, tutelado, y remunerado. Y por cierto que sólo una vez acreditada una formación no básica y generalista, sino avanzada y específica en un campo determinado de conocimiento. Es lo único que solicita el denostado Manifiesto. Eso, y que se deje de tomar el pelo a la sociedad mientras se desmonta pieza a pieza el sistema de instrucción pública.

-Andrés de la Oliva es catedrático de Derecho de la Complutense de Madrid (UCM). Firman el texto otros 15 profesores de universidad o instituto, entre los que figuran Tomás Calvo, catedrático de Filosofía de la UCM; José Luis Pardo Torío, catedrático de Filosofía de la UCM; Alberto Fernández Liria, psiquiatra y profesor asociado de la Universidad de Alcalá; Juan José Fernández Parrilla, profesor de matemáticas de secundaria, y Silvia Porres Caballero, profesora de griego de secundaria.

sábado, dezembro 06, 2008

Serviço Social e Direitos Humanos Reportagem do El Pais sobre o Agressor Machista


El Agresor Machista Envejece

El maltratador tipo ronda los 40 años

Se muestra violento ya en el noviazgo o tras la boda

Víctimas y verdugos pertenecen a cualquier clase social


Hay mujeres víctimas de malos tratos que cuando llegan al centro de recuperación integral que dirige en Madrid Lola Aguilar no levantan la cara para hablar y su hilo de voz apenas se oye. Ahí comienza un programa psicológico, personalizado, para sacar a cada una del laberinto y devolverles una vida independiente. Suelen emplear en ello entre 14 y 24 meses, y el 72% recupera su autonomía y autoestima. Teniendo en cuenta que el promedio de años bajo los malos tratos es de un lustro, casi parece un milagro.

El centro de Madrid fue pionero en España, se fundó en 1991 y partía del trabajo de mujeres, capitaneadas por Ana María Pérez del Campo, desarrollado desde 1974. En los 15 años en que ella lo dirigió (1991-2006), las mujeres atendidas fueron 350. También hubo 484 niños, sus hijos. Durante los primeros años, la edad del maltratador que se registraba en el historial de las mujeres residentes era de 34 años, pero a partir de 2000 es de 41, lo que permite alumbrar la esperanza de que el maltrato remite entre los más jóvenes.

Ellas suelen ser más jóvenes, una media de 34 años, y empezaron su fatal relación cuando rondaban la veintena. Enamoradas, embarazadas, o las dos cosas, iniciaron la convivencia con un maltratador que dio sus primeras señales de serlo apenas casarse (66%) o ya en el noviazgo (25%).

(...)

continúe a consultar esta reportagem de Carmen Morán


terça-feira, dezembro 02, 2008

CRESS in S.Paulo Encontro Temático do Núcleo Assistência Social


Encontro Temático do Núcleo Assistęncia Social

O SERVIÇO SOCIAL NO TRABALHO COM FAMÍLIAS

Data: 09/12/2008Local: FMU - Auditório Dr. Ulisses Guimarăes
Rua Taguá, 150 - Liberdade (metrô Săo Joaquim)
PROGRAMAÇĂO
8h30: Acolhida (credenciamento e café)
9h00: Mesa de abertura
9h15: Primeira Exposiçăo: "A construçăo teórico-metodológica da atuaçăo do Serviço Social no trabalho com famílias e sua vinculaçăo com o Projeto Ético-Político"Profa. Myrian Veras Baptista - Doutora em Serviço Social pela PUC-SP, Professora do Programa de Pós-Graduaçăo em Serviço Social/PUC-SP e Coordenadora do NCA/PUC-SP.
11h00: Intervalo
11h15: Segunda Exposiçăo: "O assistente social e o trabalho sócio-educativo com famílias na perspectiva do SUAS"
Profa. Neiri Bruno Chiachio - Doutoranda do Programa de Pós-Graduaçăo da PUC-SP, consultora do Ministério de Desenvolvimento Social e Combate à Fome/MDS e integrante do NEPSAS/PUC-SP.
13h00: Encerramento
Inscriçőes: Para inscrever-se, envie e-mail para secretaria@cress-sp.org.br com o assunto "Inscriçăo no Seminário", contendo as seguintes informaçőes: Se Assistente Social:Nome completo: Número de inscriçăo no CRESS: E-mail: Se estudante:Nome completo: Unidade de Ensino: E-mail: Se profissional de outra área:Nome completo: Profissăo: E-mail: Inscriçőes gratuitas.
ATENÇĂO: VAGAS LIMITADAS! Será enviado e-mail de confirmaçăo.OBS: A năo chegada do participante inscrito até ŕs 9hs, implicará em perda da inscriçăo e sua substituiçăo por participante em fila de espera no evento.

Visite nosso site www.cress-sp.org.br

domingo, novembro 30, 2008

Serviço Social O Apelo do Sangue: Os Filhos do Esquecimento

Numerosas personas -en su mayoría mujeres- libran una batalla para descubrir a sus madres biológicas. Hace 25 o 30 años nacieron en la clínica San Ramón, de Madrid, y fueron dadas en adopción en un oscuro proceso. Han decidido unir sus fuerzas a través de Internet
JESÚS DUVA 30/11/2008
María, una morena de ojos azabache, guarda un tesoro en una ajada carpetilla azul. Dentro de ella conserva un montón de papeles añejos que cuida con mimo: son su partida de nacimiento, su proceso judicial de adopción, los recibos pagados por sus padres a abogados, notarios y gestores, la correspondencia que mantuvieron con la extinta Diputación Provincial de Madrid... Son sus raíces. Lo único que le une a sus inciertos orígenes de niña adoptada tras ser supuestamente abandonada por su madre.
María, al igual que otras muchas mujeres, quiere seguir ese rastro, débil y difuso, para intentar ahora -a sus 27 años- descubrir a su madre biológica, constatar si realmente le abandonó tras darle a luz en 1981, desentrañar cómo fue entregada a un matrimonio levantino casi cincuentón. Todas estas mujeres -y algún hombre- tienen en común haber nacido en la clínica San Ramón, de Madrid, a finales de los años setenta y principios de los ochenta. Y muchos de ellos tienen dudas sobre la actuación del doctor Eduardo Vela -el tocólogo que firmaba los papeles del parto- y de sor María Gómez Valbuena, una monja que aparece relacionada con muchos casos, así como sobre cuantos funcionarios intervinieron en el proceso.
"Cuando tenía 10 años me di cuenta de que no me parecía en nada a mis padres. Les pregunté cómo era posible eso y ellos me dijeron que me habían adoptado porque mi madre verdadera había muerto. Me dio rabia enterarme así", recuerda hoy María, que lo único que conserva desde su nacimiento es su nombre de pila. El nombre de pila con el que fue inscrita en el Registro Civil de Chamartín como nacida en mayo de 1981, haciendo constar que "su madre no quiso identificarse para guardar el secreto de su maternidad, abandonando a la criatura y entregándola a la encargada" de la clínica San Ramón.
"Cuando tenía 15 años, mis padres me contaron la verdad y me enseñaron todos los papeles de la adopción. Hace unos meses se me ocurrió buscar en Internet y vi que había un par de foros en los que un montón de gente buscaba sus orígenes. Hay muchísimos que tenemos en común el haber nacido en la clínica San Ramón y que presuntamente nos abandonaron nuestras madres biológicas", señala.
Los padres de María, tras constatar que no podían tener hijos, habían empezado un largo peregrinaje en busca de un niño para adoptarlo. Así pasaron cerca de 20 años. Prueba de ello es la carta que recibieron en marzo de 1983 procedente de la Diputación Provincial de Madrid. Sección de Educación. Departamento de Adopciones: "En relación con la instancia que tiene usted presentada en esta Diputación solicitando la adopción de un niño procedente de alguno de los centros dependientes de la misma, comunico a usted que, debido a que existen muy pocos menores en situación legal de abandono, es criterio de esta corporación se tramite la adopción en favor de matrimonios residentes en Madrid y su provincia. Por lo que adjunto le devuelvo la documentación presentada en su día acompañando dicha solicitud por si puede ser de su interés. Atentamente, le saluda Teresa Raya, secretario delegado".
Los padres de María, tras vender una casa para pagar los trámites legales y "otros gastos", tenían en su poder a la niña desde un año y medio antes de recibir esa fría carta de la Diputación de Madrid. Una carta que extrañamente hacía referencia a que había "muy pocos menores en situación legal de abandono", mientras que los había en abundancia en la clínica San Ramón.
Los padres adoptivos de esta joven llegaron al citado sanatorio a través de un abogado levantino que les puso en contacto con otro, y así hasta que, al final, recibieron una llamada: "Si les interesa, hay una niña disponible". Entre los papeles amarilleados por el tiempo, María muestra una anotación a mano en la que se lee: "Sor María Gómez. Asistente social. Santa Cristina. Amadeo Vives, esquina a O'Donnell". Sin duda, un contacto que alguien facilitó a su familia durante la afanosa búsqueda de un hijo o una hija.
"Yo lo que busco son mis raíces. A veces he ido al médico y no sé qué contestar cuando me pregunta mis antecedentes familiares y las enfermedades que sufrieron mis padres o mis abuelos. Y tengo que responder que no lo sé", explica esta muchacha.
En las páginas web quiensabedonde.es y buscapersonas.org hay numerosos mensajes de personas que, como María, intentan hallar una pista que les permita desentrañar sus orígenes y el proceso por el que fueron a parar a manos de sus actuales familias.
La llamada de la sangre es muy fuerte en decenas de mujeres -y un número más reducido de hombres- que se resisten a admitir que sus madres biológicas se deshicieron de ellos con tanta frialdad. Les gustaría hablar con ellas y preguntarles: ¿tú me abandonaste?, ¿por qué me abandonaste?, ¿fuiste coaccionada o engañada?
"Tengo 33 años. Desde que tengo uso de razón he sabido que mis padres eran muy mayores para mi edad. Podrían ser mis abuelos. De pequeña recuerdo que por la calle preguntaban si era su nieta, y ellos, con la boca pequeña, decían que eran mis padres...", explica Gina (nombre ficticio), que lleva la mitad de su vida buscando sus raíces en forma del nombre de una mujer de la que ignora todo.
"A los 15 años descubrí la verdad mirando un álbum de fotos de unas vacaciones de mis padres. Al pie de una foto ponía el lugar donde se había tomado y una fecha: ¡el mismo día de mi nacimiento! y mi madre, plana como una tabla de planchar, se paseaba por una playa del Caribe... Ni corta ni perezosa, cogí la foto y le pedí explicaciones a mi madre. La cara que puso no la olvidaré nunca. Se quedó blanca y empezó a tartamudear. Me explicó la verdad: que ella no podía tener hijos porque le tuvieron que quitar la matriz al pensar que tenía cáncer", sigue detallando Gina.
"Al casarse con mi padre, ya mayores, con 40 años, decidieron tener hijos. Preguntando, llegaron hasta la clínica San Ramón. Según me explicó, ella fue a la clínica, respondió un cuestionario y le dijeron que la llamarían cuando hubiera algún niño disponible. Pasaron seis meses, les llamaron y les dijeron que había nacido una niña que había sido dada en adopción, que eran la pareja que tocaba de la lista de espera y que si estaban interesados me fueran a buscar. A los tres días de vida ya estaba con ellos".
"Al oír la historia me enfadé mucho. No por la adopción, ya que nunca he tenido nada importante que reprocharles (me han cuidado, me han querido y se han desvivido por mí), pero sí por el hecho de que no me lo hubieran explicado antes y que me hubieran escondido una cosa tan importante. Me lo tomé mal", se queja Gina.
"Las explicaciones que me dieron nunca fueron del todo coherentes. Siempre intentaban cambiar de tema, me decían que no sabían nada, que no recordaban datos, etcétera. Yo investigué un poco y me enteré de que tenía que pedir mi partida de nacimiento literal. Pero hasta los 18 años no podía solicitarla por mí misma...", prosigue.
"La historia quedó aparcada hasta los 18 años, cuando fui al registro civil a pedir mi partida de nacimiento, que me dieron y en la que explica que soy adoptada, que mis apellidos son puestos de oficio, dónde nací y poco más. En esa época no existía Internet. Llamé por teléfono al servicio de información de Madrid y descubrí que la clínica San Ramón hacía años que no existía. Pasaron los años, pero la cosa estaba ahí dentro. De vez en cuando preguntaba a mis padres, pero lo único que me dijeron es que mi madre era una chica jovencita y menudita, que no sabían cómo se llamaba, ni nada sobre su vida. Creo que era una historia inventada para que dejara de hacer preguntas, ya que no sé si ellos llegaron a verla", agrega Gina.
Esta mujer, hoy felizmente casada y que tuvo la fortuna de unos buenos padres adoptivos, confiesa: "Decidí no tocar más el tema. Había madurado y empezaba a entender su postura y su preocupación. Hace un par de meses, después de ver un programa de televisión en el que personas adoptadas explicaban su historia, desenterré mi partida de nacimiento y empecé a buscar por Internet. He descubierto lo que el doctor Vela y las monjas hacían en la clínica San Ramón. Me quedé de piedra, no tenía ni idea. Toda la vida he pensado que mi madre biológica me había dado en adopción por equis motivos, pero ahora me planteo que puede que mi madre fuera una madre engañada a la que dijeron que su hijo había muerto. Siempre he tenido curiosidad por saber qué cara tiene mi madre biológica, y si tengo hermanos. Pero ahora esta curiosidad va más allá".
Gina está embarcada ahora en una batalla en la que no está sola: "A través de una web, me he puesto en contacto con tres chicas que están en mi misma situación". La clínica cerró hace ya bastantes años, y ninguna de las personas que llevan tiempo investigando sus propios casos ha logrado saber qué se hizo con los archivos. Varios de los afectados coinciden en opinar que cuando se clausura un hospital, todos sus archivos son absorbidos por otra clínica u otro organismo. Sin embargo, todo lo relativo a San Ramón parece haberse esfumado.
Otra persona que se identifica en la Red como Marjumar opina: "La única manera de conseguir algo es que las madres biológicas se enteren de que estamos vivos y buscándoles. Es posible que a algunas madres les mintieran, que otras estuvieran bajo el dominio de sus familias y les obligaran a abandonarnos, y otras (espero que la mayoría, sinceramente) lo hicieran voluntariamente. Seguro que varias madres se pondrían en contacto con nosotros si supieran de qué forma. Con la fecha de nacimiento y el lugar tiene que ser suficiente para encontrar a su hijo, porque dudo que San Ramón fuera un sanatorio tan grande, y seguramente que este tipo de partos no se daban más de una o dos veces al mes, como mucho".
Daniel es uno de los pocos varones que se ha atrevido a intentar hallar sus raíces: "Hace muy poco que he descubierto que yo también nací en San Ramón, en concreto, el 5 de octubre de 1976. Mis padres nunca me han hablado de mi adopción. Fue algo que descubrí por mi cuenta. La única información de la que dispongo es la que aparece en mi certificado literal de nacimiento, que he tenido que solicitar ahora para iniciar mi expediente matrimonial (me caso en marzo del año próximo). Ahí aparece que el médico que me trajo al mundo fue el famoso doctor Vela, y poco más. Los nombres de mis padres son ficticios y puestos por el juez. En el margen izquierdo aparece la información de mi adopción, con fecha de abril de 1978, es decir, un año y medio después de mi nacimiento. Esto no sé si es lo habitual, pero me sorprendió un poco, porque he vivido con mis padres desde mi primer mes (tengo fotos que lo prueban)".
La llamada de la sangre que sienten estas personas es muy fuerte, pero también admiten que su batalla tropieza con muchas dificultades y recelos: "El problema de hacerlo público es lo que conllevaría para nosotros y nuestras familias. Claro que me encantaría que otros dieran la cara y lo hicieran público. Pero no parece que tengamos muchas salidas... es muy fácil destruir documentos y así no hay pruebas", escribe Marjumar.
El abogado valenciano Enrique Vila Torres descubrió en 1988, a sus 23 años, que era un chico adoptado. "¡Mis padres no me concibieron! ¿De dónde vengo?, ¿cuál es mi sangre, cuáles mis orígenes?, ¿qué circunstancias dramáticas hicieron que mi madre biológica me abandonase? El deseo de conocer nuestras raíces es muy fuerte, y quizá no puede ser comprendido en su justa medida más que por quien es adoptado", escribe Vila en su página de Internet. Tras ese descubrimiento decidió especializarse en este tipo de casos: "El camino no es fácil y, aunque poco a poco las leyes y la jurisprudencia van dando la razón a los hijos expósitos que buscan a sus madres biológicas, aún existen trabas administrativas, legales, e incluso de índole moral y social", señala este letrado, quien ve imprescindible emprender acciones judiciales para tener acceso a los datos que constan en los archivos sobre la identidad de las madres que en su día decidieron entregar a sus hijos en adopción.
La clínica San Ramón se vio salpicada en noviembre de 1981 por una operación policial que culminó con la detención de cinco mujeres y un hombre por presunta venta de recién nacidos. Las investigaciones del grupo II de la Brigada Judicial de Madrid se iniciaron al tener conocimiento de que una prostituta que ejercía en la calle de la Montera había dado a luz a un niño y que éste había sido entregado, previo pago de cierta cantidad de dinero, a un matrimonio residente en Levante, según informó en su día la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Esa mujer, Josefina T., había percibido 150.000 pesetas por la entrega de su hijo, y la promesa de otras 200.000 más y el pago de una próxima intervención quirúrgica. Ese dinero lo recibió de manos de María José I., propietaria de una guardería infantil en régimen de internado situada en la calle de Lanuza, en la colonia de la Fuente del Berro de Madrid.
La parturienta y la propietaria de la guardería entraron en contacto a través de dos hermanas, Irene y Eulalia L. C., encargadas de una casa de citas de la calle de los Jardines, que hicieron lo mismo con otras prostitutas embarazadas que querían deshacerse de sus futuros hijos.
Consuelo C., también detenida, fue quien supuestamente se encargó del niño alumbrado por Josefina para entregárselo al matrimonio adoptante. Reconoció ante la policía que actuó igual en otras tres ocasiones y que cada matrimonio abonó 200.000 pesetas a la dueña de la guardería.
"El centro médico en que fueron asistidas las parturientas fue la clínica San Ramón, situada en el paseo de La Habana número 143, donde obtenían toda clase de facilidades para ocultar su identidad. En las certificaciones presentadas ante el registro civil constaba que el recién nacido era hijo de madre desconocida", según informó en su día la Jefatura Superior de Policía.
Los policías interrogaron a 14 matrimonios de la Comunidad Valenciana que se habían hecho cargo de otros tantos recién nacidos. Todos coincidieron en que en María José I. era la persona que les acompañaba a la clínica San Ramón y quien se quedaba con las 200.000 pesetas, y "sólo daba una cantidad mínima a las madres biológicas y demás intermediarios". La investigación no llegó más allá.
La noticia fue divulgada con amplitud en la prensa y causó cierta conmoción social. Prueba de ello es la carta publicada poco después en EL PAÍS por José María Cruz, secretario general de la Asociación Española para la Protección de la Adopción, en la que decía: "En todos los países se dan casos de manipulaciones, de ventas de niños y negocios sucios en este campo, abusos que se tratan de evitar perfeccionando las leyes sobre la adopción y su procedimiento. En el caso de España se reconoce que existen lagunas en el procedimiento y control de la adopción y que ésta es una de las causas por las que se suceden frecuentemente casos lamentables".
La Ley de Adopción de 11 de noviembre de 1987 fue promulgada para poner orden en esta cuestión y señalaba en su preámbulo: "Se acusaba, sobre todo, en la legislación anterior una falta casi absoluta de control de las actuaciones que preceden a la adopción". Esta ausencia de control "permitía en ocasiones el odioso tráfico de niños" y "daba lugar, otras veces, a una inadecuada selección de los adoptantes". La nueva ley recortó el inmenso poder del médico y le obligó a comunicar a las autoridades cada caso de adopción.
Los casos denunciados en la prensa en su día fueron muchos menos de las sospechas que ahora afloran entre los numerosos afectados, que temen que su madre biológica fuese engañada o manipulada. Las pesquisas policiales y judiciales fueron escasas y poco profundas. El doctor Vela llegó a estar encausado, pero nunca condenado.
La existencia de Internet hace que hoy todas estas personas hayan decidido luchar. Hay adoptados que ahora, al buscar sus orígenes, no dudan en tildar al San Ramón de "maldito sanatorio".

quinta-feira, novembro 27, 2008

Leilão de Arte UMAR-TE ASSIM PERDIDAMENTE


Hip-Hop And Social Work Hip-Hop e Serviço Social

Hip-Hop Social Work
Written by Barbara Trainin Blank http://www.socialworker.com/home/Feature_Articles/General/Hip-Hop_Social_Work/
Hip-Hop is a modern mainstream young urban American culture. I know there are a lot of ideas there, but Hip-Hop’s impact is as broad as that description suggests. Like rock and roll, blues, and jazz, Hip-Hop is primarily a musical form. But unlike those forms of Black music, Hip-Hop is more expansive in the ways it manifests itself, [and] as a result its impact is wider.... Hip-Hop communicates aspiration and frustration, community and aggression, creativity and street reality, style and substance. It is not rigid, nor is it easy to sum up in a sentence or even a book. Simply put, when you are in a Hip-Hop environment, you know it. It has a feel that is tangible and cannot be mistaken for anything else. — Russell Simmons, in Life and Def: Sex, Drugs, Money * GOD

Rap music, hip-hop, and social work may seem like an unlikely combination. They may, in fact, seem contradictory, because of rap’s themes of misogyny, violence, and racism—but some social workers find hip-hop not only a possible but highly beneficial therapeutic tool in working with some of their high-risk clients. As hip-hop and youth culture have become increasingly pervasive, it’s likely the combination will become even more common as practitioners seek ways to interact successfully with the youth with whom they work. One social worker who used hip-hop in her practice for a time is Lauren Collins. Hip Hop Heals is a group therapy program for at-risk youth and young adults, whose passion for rap encourages an acceptance of therapy and an understanding of its goals, according to Collins, who holds an MSW from Hunter College’s Graduate School of Social Work. “Hip Hop Heals provides a comfortable forum for honest self-examination while helping participants find their way along the path to personal growth,” she adds. One reason Hip Hop Heals may have been successful is that Collins shared her clients’ passion for hip-hop. Realizing many of them were influenced by the hip-hop culture and its values, she developed a curriculum structured around the sounds and messages of rap music. The curriculum was first implemented at Palladia-Starhill, a residential alternative to incarceration in the Bronx, NY.
Collins used the lyrics of hip-hop to separate out “what’s true and what’s false” about the reality. “I’d tell them that rappers have a lot of money but can’t pay for their kids’ education. We talked about the misogyny, drug references, and gang violence—what’s smoke and what’s mirrors. Only about one percent of rappers really have money, and kids can’t eat diamonds or learn from a car,” says Collins. Collins’ clients were African American and Hispanic males, 18-25, all mandated to be in the group. When they saw her, she admits, they started laughing, wondering what she’d know about hip-hop. They didn’t want to talk to her. She started playing a Tupac song, “calming and equalizing them. It started a discussion, and they opened up,” Collins says. Ironically, she found, not all of her clients were into hip-hop—some really didn’t like it. But she helped them understand that the songs topically had relevance to what brought them to jail and found the hip-hop program “made a huge impact.” It helped unite the group and foster camaraderie. Collins also used identification technique. She’d play the “worst” of hip-hop lyrics, the most demeaning, then point out that if anyone said them to their mother or sister, they’d beat up that person. “Then why buy into it,” she would say to them. “How will you learn if you buy into this? You can like the beat, but not about beating ‘bitches and hos.’ ” She also tried to play some socially conscious songs and to tell them they’d have to make changes if they didn’t want to end up in jail again. Since a number of her young clients had kids, Collins would also emphasize that the lyrics of hip-hop weren’t “valuable for the kids to emulate.” She adds, “We tried to help them learn a different skills set and perspective, the reality of what is being sold in these songs. You need to listen with a critical ear.” Although Collins completed her last cycle of Hip Hop Heals for inmates last July to begin work at the Lexington School for the Deaf in New York City, she feels there’s still a market for such a program for use in prisons, rehabilitation, and after school. “There was great receptivity to it,” she says.
Another practitioner of this therapy, who has registered the name “Hip-Hop TherapistTM” and “Hip-Hop Therapy®,” is Nakeyshaey M. Tillie Allen in the Los Angeles area. She uses the culture and music to engage high-risk youth and to encourage them to address their own issues in therapy by reflecting on how the lyrics of the songs relate to their own experiences. But hip-hop therapy uses concepts from established forms of therapeutic approaches, such as music therapy, behavioral therapy, and narrative therapy, Allen points out, and can be used in individual or group settings. Allen sees hip-hop therapy as engaging participants, stimulating discussion, and promoting critical examination of life issues, struggles, and experiences. But while allowing practitioners to embrace youth culture, she says, it simultaneously attempts to deconstruct negative attitudes, beliefs, and behaviors held by the youth and to replace them with healthy and positive goals and objectives. While opponents of hip-hop may find it monolithic as well as objectionable, Allen sees hip-hop therapy as “creative and diverse,” because of the many different types of music, from gangsta to pro-social rap. As part of assessment, Allen adds, the practitioner can explore the clients’ level of interest in hip-hop and their favorite songs. Hip-hop can also be used as a group icebreaker. “Lyrics that embody the clients’ presenting life issues or struggles can be chosen,” she says. “They can also write their own rap songs, and discussion of hip-hop music with those who enjoy it breaks down resistance.” As for the negative aspects, the social worker wrote in an article in the Fall 2005 issue of Praxis, “Asking youth to relate their own lives to the messages conveyed by hip-hop encourages them to become critical thinkers, a skill that may be carried out of the therapeutic setting and applied to multiple facets of their lives. Exploring the questionable lyrics as they possibly relate to a client’s real-life issues...could also prove vital in creating a therapeutic alliance.” The clients Allen had been working with when she turned to hip-hop therapy had problems with anger management, alcohol and drugs, as well as family relationships. But beyond that, she found it was “difficult to get them engaged” in therapy. A lover of hip-hop personally, Allen was sitting in graduate class one day during a discussion of Freud and Maslow when she found herself relating some of her passion for this music to traditional psychotherapy. “I use hip-hop through the intake and assessment process to determine what people like and enjoy and to help me get to know and understand them,” Allen says. “Hip-hop has roots in music and art, but also has cognitive and narrative concepts. A lot of my clients are young adults and adolescents, and they identify with the hip-hop culture through their dress and attitudes—not everyone really cares about the music, but the culture has an impact on them. They’re up on the players in the culture—movies, books, language.” Hip-hop is also a useful tool in discussing the issues that brought clients to therapy. Often, Allen points out, they say that they don’t have a problem, but it’s only their Mom or some other adult who thinks they do. “How can I engage them and get to the heart of the issue?” Allen asks. “I’m able to ask probing questions about their likes and interests and to create a profile through the assessment.” The responses of her clients to hip-hop aren’t always what she expects, Allen says. Some young ladies don’t have problems with the vulgar, misogynistic language of some rap songs, whereas some young men do. The main point, though, is the opening that the music provides for what the therapist calls “ah-ha moments.” “Clients would say to me, ‘I didn’t want to talk, and you got me to talk by focusing on someone else.’ Once there’s that breakthrough, we can start doing the work.” How do therapists deal with the negative moral aspects of hip-hop? Allen’s response is that for many people, rap and hip-hop are about “truth and reality”—and the language part is very important. “There are those who find it difficult to embrace the language,” she says, “but it’s really how people think and feel. People use that language in everyday life, including the ‘N’ word. The major part of it is working with people to help with their problems. The goal is to get at the presenting issue using aspects of music and culture. It’s not about hip-hop.” Hip-hop also represents a “this is who I am, in your face” attitude, says Allen. But through hip-hop, she helps introduce more “pro-social stuff” for kids and teaches the art of assimilation to society. “Once I have them engaged, I tell them they can’t go into other environments and be in people’s faces, that they can’t get their point across that way. That’s the relational aspect of therapy.... You have to be real and honest and have a thick skin about it. You can’t teach a young person anything new if you’re not relating to him or her.” Further, Allen says, hip-hop is a bridge between clients and teachers, therapists, anyone who works with youth. “Many therapists are scared of clients, and many of the young people know it. They’re not taking anything seriously or getting anything out of anything. They’re disconnected from the clients, and no real work is being done.... We’re already prejudging them, and they know that. We have to take some ownership of how we work with our clients. It’s not just knowledge but skills.” For Allen, hip-hop is not theoretical. After sexual abuse by a family member, having a child at 16, and legal trouble, she managed to graduate high school and found a way to connect through music—songs like “Hey, Young World” by Slick Rick’s “The World Was Yours.” “I felt let down by adults, and I knew I had to be there for my child. I became rooted in education, volunteered as a parenting mentor and facilitator.” The trauma of her own life helped Allen relate to her clients—what it’s like to be an adolescent parent on welfare. “Many young people are products of failed relationships, and they don’t know why,” she says. “A lot are hurt and don’t care. If they can find someone to relate to, they’ll do it. They don’t want to be alone. They gravitate toward gangs, music, popular culture. They don’t understand it’s just to entertain you.” On the other hand, no matter what their parents have done, Allen finds that many kids want to “run back” to them and to relate. Hip-hop culture and the therapy it has engendered are not unique to the United States. In Canada, social worker Stephen Leafloor founded Blue Print For Life Consulting, offering creative consulting, project management, and training in the fields of social work and education. Leafloor has more than 25 years’ experience as a front-line social worker in the areas of wilderness programs, street work with youth at risk, residential group homes, child protection, and community outreach. He has also been an active participant in the hip-hop culture since 1981.
Music has been described as “the universal language,” and that goes for hip-hop, as well. Leafloor has been doing a number of hip-hop therapy projects in remote Cree, Dene, and Inuit communities in Canada. And he continues hands-on involvement in hip-hop himself. Leafloor, who describes himself as one of the oldest Bboys (breakdancers) still getting down actively, has been nicknamed Buddha by his clients. He is also the founder of Canada’s oldest Bboy crew, known as “The Canadian Floor Masters.” “My team does social work through hip-hop programs through the Canadian Arctic and first-nations communities,” says Leafloor, who completed his thesis on hip-hop and its importance as a social and community development tool. “This work has been described as the most important social outreach in the Arctic in 20 years.” But they have not worked exclusively with aboriginal youth. “We also work with youth from a 24-hour lockup and inner-city youth, including Sudanese refugee kids in Calgary, Alberta, and other locations,” he says. Leafloor also teaches cast members at Cirque Du Soleil and helps train their staff in the company’s social outreach program, Cirque Du Monde. Leafloor and his team have been keynote speakers at national conferences on bullying, as well as a United Nations youth conference, among other such gatherings, and the subject of a number of documentaries have been done about their work. The “cornerstone” to what he and his team do, Leafloor continues, is to re-educate young people on the real positive messages of hip-hop while encouraging them to “find their own voice through bringing their traditional culture into hip-hop, so that throat singing, an ancient Inuit tradition, might be mixed with Beat Box—drum beats made with one’s mouth in hip-hop.” As part of the team’s projects, they encourage youth to create a large graffiti piece in each project—of a positive youth message the participants can come up with. The message is “full of their symbols and often done in their own language,” Leafloor adds.
Dr. Edward Tyson, a professor at Fordham University in New York, has been providing the research framework for what other social workers are doing clinically. He has been studying the relationship between rap music and youth attitudes, perceptions and behaviors, as well as the therapeutic use of rap music. Tyson’s interest in hip-hop was piqued in 1998, when he worked as a social work practitioner in a shelter in Miami for kids with problems of delinquency, running away, and homelessness. “Kids would sing rap lyrics, and I was interested in whether they realized the underlying message,” he says. “For example, there was a song in which the rapper sang about the death of a friend and seeing that person in the next life. I wondered whether the kids would understand the spiritual message, and to my surprise, they were right on point.” Rap lyrics in particular opened a conversation with a young man whose mother was on drugs and whose grandmother, who had cared for him, had died. He never wanted to talk about the death and had been in the shelter for three months already. “I asked the boy if he felt the way about his grandmother that the song said, and he said, ‘Yes, stop asking me about it. I’m on with it.’ It took music to have the conversation. The lyrics gave the breakthrough to have the discussion. Before that, he just said he didn’t want to talk about it.” Tyson’s academic research continues. He has gotten a grant to study scientifically the themes of violence and sexism in hip-hop and to see if people could agree on their perceptions. “If the responses are too individualized, it makes no sense to say the lyrics do this or that,” Tyson explains. “We try to make generalizations.” Tyson is about to submit for publication a study of 350 African American and Latino youth in a Paterson, NJ, high school comparing the effect of rap they listen to with videos they watch. His team asked how many hours they watched or listened and then compared the data with the students’ school records—such as grades and number of suspensions, for example. “There’s indisputable evidence that video games and media imagery have an effect on kids’ behavior,” Tyson says. “But I wondered whether hearing violent, racist, or sexist themes has an effect. We found that the lyrics had no effect.” Not that Tyson is minimizing the negative aspects of hip-hop, especially the “highly commercialized and regimented” kind. “That’s what gets promoted,” he says. “But if you look at underground or unpublished rap or rap online, it’s different. So many popular artists wrote and produced interesting songs about peace, unity, and nonviolence that aren’t being played mainstream. There are good and bad rap lyrics. Tupac has a lot of bad stuff, but also has fabulous music he promoted. Most rappers are more complex and sing across the board of messages.”
To Allen, Tyson is the originator of both the phrase and the concept “hip-hop therapy.” “I give him homage,” she says. " One of Tyson’s contributions is the RAP—Rap Music Attitude & Perception Scale—a 24-item measure of a person’s thoughts and feelings about the effects and content of rap music. He designed it as a rapid assessment instrument for youth programs and practitioners using rap music and hip-hop culture in their work with young people, their families, and the community. The model draws from traditional social work principles, as well as established therapeutic models, Tyson says. Knowing about hip-hop before you employ it as a therapeutic technique is critical, even if you can’t necessarily relate to the backgrounds of clients who have grown up with drug dealers or bullets whizzing past their heads, Collins notes. “If I didn’t know the stuff, I’d get torn down,” she says. “The clients would see through you. You have to have the foundation—of the history, culture, and artists. You can’t pretend to know if you don’t.”
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Serviço Social: Crimes de Estupro e Ética nas Profissões Um Artigo de Rosana Mirales

CRIMES DE ESTUPRO E ÉTICA NAS PROFISSÕES


Rosana Mirales professora de Serviço Social na Universidade Estadual do Oeste do Paraná
Doutoranda em Serviço Social na Pontifícia Universidade Católica de São Paulo,
mirales_ro@hotmail.com

Resumo

O filme ‘A excêntrica família de Antonia’, sugere a observação sobre o abuso sexual praticado pelos homens contra as mulheres, atitude não aceita nas diferentes sociedades ou mesmo entre aqueles que cometeram outros delitos criminosos e adotada em situações de dominação política como nos regimes ditatoriais. O estupro se torna muitas vezes invisível, dadas condições da pessoa violentada em revelar o ocorrido, para poupar-se das conseqüências culturais e dos estigmas decorrentes de ser vítima de estupro. As formas de interdição para este crime variam nas sociedades, havendo uma tendência a criminalização, dada sua não aceitação. A partir do filme se buscou o entendimento do fenômeno social de crime de estupro, situando-o na legislação e no direito penal brasileiro. Os direitos são, contraditoriamente, legítimos instrumentos de difusão e imposição de valores, em sintonia com as formas de dominação-exploração implícitas ao modo de produção, e também se apresentam como possibilidades de construção de valores capazes de impor-se na conquista de interesses populares, que fortalecem a perspectiva da emancipação política e econômica. Neste sentido, agentes profissionais podem contribuir ao se depararem com situações que as mulheres foram vítimas de estupros, fortalecendo as suas alternativas, diante das difíceis situações que se encontram.

palavras-chave: cotidiano, ética, estupro, profissões.


Crimes de estupro e ética nas profissões[1]


Introdução

Muito já se escreveu sobre as regras morais, a sua exceção e as formas de interdição, tema que remete à ética e fundamenta os direitos civis, políticos, humanos e sociais. Um exemplo de exceção às regras estabelecidas culturalmente é o estupro. Uma prática que pressupõe a violência ou a dominação do mais forte fisicamente, sobre a mais fraca e o abuso sexual. Nas sociedades contemporâneas, constitui-se em uma regra social inaceitável, inclusive entre aqueles que cometeram outros delitos considerados criminosos, uma vez que o estuprador é alvo de diferentes formas de violência no interior das penitenciárias. Nem por isso, deixa de ser praticado. Ocorre que devido à rigidez cultural de sua não aceitação, e como toda a violência, o estupro muitas vezes se torna invisível, dadas condições da pessoa violentada em revelar o que ocorreu, poupando-se das conseqüências de ser uma pessoa violentada sexualmente. As formas de interdição à prática do estupro variam de sociedade para sociedade, havendo uma tendência a criminalização.
Para reflexão do tema, se tomou como referência o filme “A excêntrica família de Antonia”. Não se buscou a análise sobre o conteúdo do filme, mas ele foi tomado como referência para pensar os crimes de estupro. O filme se inicia com a morte de Antonia. Com uma mensagem de missão cumprida com a sua vida, ela chama a todos os seus conhecidos para que acompanhem o momento de sua morte. A partir desta cena inicial do filme, desenvolve-se a narrativa de sua filha sobre as suas vidas: de Antonia, da sua filha e de sua neta. Ao retornar para a moradia na vila que nasceu, viúva e com uma filha, Antonia enfrentou problemas na sua aceitação cultural pelos moradores, dada sua condição de mulher forte, audaciosa, matriarcal. É inegável que o filme privilegia a construção de uma visão favorável aos personagens femininos.
Há uma série de temas e situações do filme que remetem ao cotidiano do exercício profissional. Um deles, a família. O filme consegue mostrar como a condição da família é flexível, sem definições culturais precisas em sua configuração. Em primeiro lugar, Antonia é viúva e vive com a filha Daniele. Aos poucos a casa das duas adquire uma dinâmica flexível capaz de comportar a incorporação de dois deficientes que se apaixonam; um viúvo com vários filhos, com quem Antonia tem uma relação de amor sem conviver na mesma casa; a namorada de Daniele que é professora da sua filha ou neta de Antonia. Outros temas se situam através das imagens veiculadas e das situações vividas através dos personagens do filme.
Havia na vila, uma moça deficiente mental à qual os homens alimentavam preconceito contra ela. Esse preconceito manifestava-se em ameaça de abuso sexual a ela, em particular por um irmão. Um dia Daniele, filha de Antonia, entrou no celeiro e a moça estava sendo abusada sexualmente por ele. Daniele no intuito de protegê-la atingiu o rapaz com uma foice, possibilitando a fuga da moça. A partir desse acontecimento, a moça que foi abusada sexualmente foi acolhida pela família de Antonia e Daniele, passando a morar com elas. Em seguida, o rapaz agressor saiu da vila e só retornou quinze anos depois, no funeral de seu pai. Voltou trajando roupas militares e veio ao local de origem para receber sua parte na herança deixada pelo pai. Como vingança ao gesto de defesa de Daniela à moça abusada por ele, nessa ocasião, ele estuprou a filha adolescente de Daniele. Quando Antonia soube, ela pegou uma arma e foi ao encontro dele. Disse apontando-lhe a arma para sair da vila e nunca mais retornar, poupando-o da morte. Em seguida, um grupo de homens o agrediu. Seu irmão o encontrou após a agressão e, na ausência de outras pessoas, ao contrário de oferecer-lhe ajuda, afogou-o em uma tina com água. Não há surpresas para o fim dado ao rapaz com a sua morte, uma vez que o estupro é uma prática inaceitável culturalmente, sendo comum do ponto de vista da vida cotidiana, embora repugnante, este fim àqueles que o praticam. Nesse caso, no plano da cultura, a interdição é a morte. Há, relacionado ao estupro, a aceitação social e cultural que pressupõe a idéia de que aquele que a pratica deve morrer. Poderíamos nos perguntar se essa forma de interdição relaciona-se ou não a impunidade. Mas não é o caso para os objetivos aqui propostos.
A partir desse cenário baseado no filme ‘A excêntrica família de Antonia’, será buscado o entendimento desse fenômeno na legislação e no direito penal no Brasil, uma vez que as legislações representam a partir dos embates estabelecidos para a construção de hegemonias políticas e legais, a vontade daqueles que a obtiveram no momento de aprovação. As legislações também são possibilidades de construção de referências culturais, uma vez que expressam valores e são capazes de impor-se no exercício da legalidade ou na formalidade dos direitos.

Direitos humanos das mulheres

A concepção de gênero para o entendimento das questões decorrentes das relações entre os seres sexuados e que exercem a sexualidade de diferentes formas, assim como a idéia de femicídio e de violência de gênero nos debates sobre a violência contra a mulher e os direitos humanos, possibilitaram a ampliação no entendimento das questões decorrentes das desigualdades entre os seres sociais sexuados. Entendida como a violência que deriva das formas de dominação e exploração entre os seres sexuados, a violência de gênero é um fenômeno observado tanto nas guerras, na sociedade em geral e nos espaços domésticos. O estupro se caracteriza como violência de gênero e violência sexual, ou seja, aquela que decorre do abuso sexual do ser mais forte sobre o mais frágil fisicamente e que em maioria envolve pessoas com sexo e orientação sexual diferentes, mas não exclusivamente.
O processo de incorporação dessas categorias analíticas se move com o debate sobre as conquistas dos direitos, sendo os direitos humanos aquele impulsionador dos países que aderem aos tratados internacionais a rever suas legislações internas, buscando o cumprimento aos mesmos.
No âmbito dos direitos humanos das mulheres, a partir da década de 1970 aconteceram as Convenções da Organização das Nações Unidas - ONU que abordaram a situação das mulheres no mundo. A Convenção sobre a Eliminação de todas as Formas de Discriminação contra a Mulher (1979, ONU - ratificada pelo Brasil em 1984) e a Convenção Interamericana para Prevenir, Punir e Erradicar a Violência contra a Mulher, da Organização dos Estados Americanos, em 1994, que se convencionou chamar Carta de Belém do Pará (ratificada pelo Brasil em 1995), mesmo ano que a ONU promoveu a Conferência das Mulheres e que resultou na Plataforma de Ação de Pequim (1995). Nesse processo, mudanças de abordagem do tema e de instrumentalização dos direitos aconteceram, gerando institucionalidade nos países e alargando as possibilidades de conhecimento e de seu entendimento.
Em âmbito nacional, se desenvolveu entre os operadores e pesquisadores do direito a noção sócio-jurídica de gênero. Embora seja exceção entre os componentes do Poder Judiciário, do Ministério Público e da Segurança Pública, há entre esses profissionais aqueles que se formam com maior sensibilidade ao tema, a exemplo não somente das mulheres advogadas.

Abuso sexual: Crime de honra ou crime de violência?

Considera-se que esta é a primeira aproximação para a busca de reflexões sobre estes aspectos dos direitos, o qual se considera bastante complexo. A noção de abuso relaciona-se a subjetividade da vítima, a qual deve apresentar provas orais e materiais para objetivar a existência do crime. No caso do abuso sexual, as provas materiais, muitas vezes, se resultam da comprovação de exames periciais que atestam a veracidade do que ocorreu. A comprovação do crime exige uma série de procedimentos das vítimas que vão do momento da violência, até a comprovação do crime, o que não é feito por ela, mas por instituições e profissionais que tem atribuição para isto, como aquelas que realizam os exames periciais, na situação brasileira o Instituto Médico Legal.
Ocorre que estes crimes, não ocorrem somente individualmente, mas em algumas situações tornam-se estratégias de luta no interior de conflitos entre sociedades, de maneira que cabe se perguntar quando estes são crimes contra a honra e quando o são crimes de violência.
No contexto dos direitos humanos das mulheres, ocorreu que quando a Convenção para a Eliminação de Todas as Formas de Violência foi formulada em 1979, foram enfatizadas as discriminações contra a mulher, e não a violência contra a mulher, formulação que se deu posterior a este momento histórico. Isso foi se modificando nas últimas décadas. O acúmulo teórico levou ao desenvolvimento de teorias, noções, categorias e conceitos que fizeram o debate se ampliar. Um exemplo foi a noção de saúde que se alargou para direitos sexuais e reprodutivos.
Nas situações de violência, as noções de gênero e patriarcado, geraram lastro em torno de sua formulação, os quais contribuíram com a adoção mais adequada de conceitos na esfera dos direitos. Hoje se encontra claramente nos documentos relativos aos direitos humanos a noção de gênero e de violência contra a mulher. A noção de patriarcado se constitui vê sendo mais adotada nos meios acadêmicos e políticos.
Situado isto, voltemos à diferença entre crime de honra e crime de violência. Há na noção de honra amplas possibilidades de reprodução de estereótipos que sedimenta o lugar social das mulheres, o que às vezes evita mudanças que levam a uma efetiva igualdade de gênero. A virgindade por exemplo. Não se quer aqui desvalorizar as sociedades que tem este valor cultural como positivo. Ocorre que o abuso contra uma mulher virgem, para além de um crime contra a honra e os costumes, constitui-se em um crime de violência contra as mulheres, ou seja, é necessário incorporar a noção de sujeito e que estes sujeitos são sexuados, já que são crimes que encontram explicações nas formas de dominação e exploração de gênero e patriarcal Nas situações do estupro cometido contra mulheres, é comum o argumento moral na defesa dos agressores e criminalização da vítima, como o de que foi a vítima quem provocou o agressor. Este tipo de argumento que tem fundamento na moral, já que se baseia em valores, pode ir se desenvolvendo em outros argumentos da mesma natureza como o de que a vítima provocou o agressor se vestindo desta ou desta ou daquela forma, freqüentando este ou aquele lugar, gesticulando.
Sem desconsiderar o crime contra a honra e os costumes, os estupros são crimes de violência e em algumas situações, a sua prática adquire conotações de crimes contra a humanidade, como nos conflitos armados, já que além de assumir dimensões coletivas, constitui-se em estratégias de imposição para a modificação de culturas.

Crimes de estupro

Há uma tendência nas pesquisas de violência de gênero e sobre as mulheres no Brasil a demonstração quantitativa de ocorrência das situações e de leitura dos processos judiciais, que mostram como se produz e reproduz, no contexto das ações judiciais, a desigualdade de gênero, raça/etnia e classe no interior das instituições judiciárias.
Um dos primeiros estudos realizados no Brasil, de Ardaillon e Debert (1987), situou o contexto legal para a punição dos crimes de estupro, que tem amparo legal para a punição no Código Penal[2]. Esse estudo mostrou o seguimento das queixas registradas na polícia para o sistema judiciário e, nesse processo, a dificuldade das mulheres em registrar as queixas de crime de estupro nas delegacias de polícia, dada postura dos homens funcionários destas instituições. Também mostrava as dificuldades dessas mulheres, na realização do exame de saúde para comprovação do crime, dado despreparo destas instituições para o entendimento das demandas veiculadas em cada situação e respeito ao sofrimento das mulheres. Outra dificuldade era a de demonstrar marcas da violência deixadas no corpo da vítima. Esse estudo (Ibid. 1987) mostrou que nos julgamentos, ao contrário de outros crimes que nos processos de julgamento tentam amenizar as penas, uma vez considerado estupro, é mais comum que o resultado do julgamento seja a pena máxima. Daí o empenho judicial de não comprovação da prática de estupro nas etapas de investigação criminal, evitando a sua transformação em processo judicial. Isso recai sobre as mulheres e os preconceitos com relação às vítimas de estupro, como o argumento de que são profissionais do sexo que lançam mão de argumentos que foram estupradas, como forma de se vingarem daqueles homens que não pagaram pelos seus serviços. Ou ainda as posturas patriarcais nas delegacias de polícia, hospitais e Instituto Médico Legal, que contribuíam para a não comprovação do crime.
Outro texto que analisou o estupro foi o de Pimentel et al. (1989). Baseado em pesquisa em processos judiciais de crimes de estupro arquivados e acórdãos publicados. Este estudo mostrou que os agressores homens que são condenados, geralmente são pobres, de condição étnico-racial variada, jovens de até trinta anos de idade. Não há algo comum que os caracterize. As mulheres vítimas de estupro, neste estudo apresentam perfil similar: são pobres, muito jovens (a maioria não tinha dezoito anos), muitas já haviam sido violadas por seus pais e padrastos e há no perfil dessas vítimas, uma variação da condição étnico-racial. Há uma tendência ao conhecimento entre vítima e agressor, já que geralmente são vizinhos, parentes ou conhecidos.
O mesmo estudo analisa que há nas situações de estupro incestuoso a naturalização do fenômeno, não sendo percebido pelos agressores como hediondo, ou seja, exigente de mudanças culturais profundas no que diz respeito às relações de gênero e gerações. Há também outra forma de aceitação cultural do crime, observada pela defesa dos criminosos baseada na geração de argumentos morais sobre a vítima e a presença de estereótipos, preconceitos e discriminações de gênero. Não há na prática dos estupros o uso de armas ou objetos de ameaça, o que leva a idéia que a sua prática se faz em bases de uso da força física ou da violência psicológica através da coerção e ameaça.
Em respeito aos processos de julgamento, a tramitação é morosa na esfera judicial até o encerramento da decisão de julgamento. Na pesquisa realizada pelas autoras, embora a maioria dos processos não tenha ultrapassado três anos, foram encontradas situações que ultrapassaram oito anos entre o inquérito e a última decisão judicial.
Em respeito ao tempo na tramitação judicial, há o estudo realizado por Vargas (2004) que concluiu em análise detalhada do tempo de tramitação processual, que há duas questões que diferenciam os julgamentos dos crimes de estupro: a primeira refere-se ao fato do agressor ter sido preso, o que leva a uma aceleração do processo; a segunda é entre aqueles crimes que tem como vítimas crianças e adolescentes e os que as vítimas são adultas. Nesse caso, os primeiros ou aqueles praticados contra as meninas e as adolescentes, o tempo é menor, dada legislação, ou seja, o Estatuto da Criança e Adolescente, e a facilidade de localização dos envolvidos, uma vez que para estes crimes, a autora identificou que geralmente são parentes, vizinhos, amigos. Nos estupros praticados contra mulheres adultas, o agressor não é necessariamente conhecido, observa Vargas (2004).

Estupro, cotidiano e ética profissional

Porque o estupro e o entendimento sobre os mecanismos de criminalização remetem a ética profissional? Este tema remete a todas as profissões. Uma vez assistente social e professora de serviço social, as reflexões se direcionam para o exercício profissional do assistente social. Cabe às profissões se indagarem sobre a ética. Na situação em estudo neste texto, cabe refletir como a prática moral dos indivíduos em sociedade pode ou não contribuir com os processos de ampliação da democracia e de fortalecimento das liberdades sociais e individuais. Para as profissões como o serviço social, que se constituem em maioria por mulheres, as práticas de estupro referem-se aos agentes como profissionais e como mulheres, uma vez que assistentes sociais podem estar sujeitas da violência de gênero e certamente requisitadas como agentes a intervir nas questões decorrentes das expressões da questão social, estas carregadas de conteúdos de violência em todas as suas formas e entre esta a sexual e contra a mulher. Em outra perspectiva argumentativa, assistentes sociais têm como campo privilegiado de ação as políticas de assistência social e de saúde. Nessas políticas, há uma demanda feminina que muitas vezes, embora velada, carrega consigo a violência de gênero, sendo mais comum a doméstica, mas não exclusiva.
Do debate feito sobre as políticas para mulheres, cresce as argumentações que a sua natureza é transversal às outras políticas, se constituindo em campo próprio, expresso no I e II Planos Nacional de Políticas para Mulheres, requisitando a política interior a outras políticas como a de saúde que conta, desde a década de oitenta, com o Programa Integral de Saúde da Mulher e hoje com a Política de Saúde para Mulheres. Também na segurança pública, através das Delegacias de Mulheres, serviço que vem crescendo, muito lentamente, a partir da década de oitenta nas várias regiões do país.
Da noção de ética de Barroco (2003, p. 143): “A ética, em sua dimensão teórica, não é (ou não deveria ser) uma prescrição de princípios definidos abstratamente; seu conteúdo é a prática ético-moral dos homens”, considera-se que o ethos profissional do assistente social, no atual momento histórico conta com um Código de Ética e um projeto profissional que contempla a ontologia do ser social e remete o profissional a uma vigilância aos temas situados no cotidiano do exercício profissional.
A exemplo de “A excêntrica família de Antonia”, o projeto profissional do serviço social tem referência que além de agentes profissionais no interior das políticas sociais, são agentes civis e requisitados no cotidiano ao exercício cívico. Nesse aspecto, não fechar os olhos a situações que não tem institucionalidade para o enfrentamento no plano legal é um dos desafios que remete as assistentes sociais a situações complexas de sigilo profissional. O limite entre a omissão e a transgressão legal desafia os profissionais no cotidiano.
Se o pressuposto é que a ética se faz no cotidiano, é necessário se pensar sobre o mesmo, principalmente porque esse tem sido um dos temas bastante valorizados no contexto do racionalismo limitado ou do irracionalismo, no formato que adquire na conjuntura atual, inclusive e principalmente no debate acadêmico (NETTO, 2000: 64-65). Na tradição marxiana, o cotidiano é uma categoria ontológica, mas o seu entendimento em bases ontológicas exige a supressão do senso comum, caracterizador dele mesmo. Dadas características de heterogeneidade, imediaticidade e superficialidade extensiva que o cotidiano apresenta em si, a sua natureza insuprimível, não garante necessariamente seu entendimento em bases históricas, o que nesse pressuposto é essencial. Na explicação dos autores referenciados, a vivência cotidiana leva o indivíduo a uma atuação que não separa pensamento e ação. Isso opera no âmbito da singularidade e não garante a consciência humano-genérica. É na mediação entre o singular e o humano genérico que residem possibilidades de superação da heterogeneidade e geração de condições para que o indivíduo tenha acesso à consciência humano-genérica.
Gerar através do exercício profissional condições para as mulheres poderem explicitar que foram vítimas de estupro, tanto no âmbito da saúde com os cuidados preventivos para não engravidar e contrair vírus como o da síndrome de insuficiência imunológica, apoio psicológico para que com o tempo possa superar os traumas adquiridos e, caso seja sua vontade, acessar os mecanismos judiciais para que o agressor seja punido judicialmente, são desafios e necessidades dos assistentes sociais no cotidiano.
A frase “caso seja sua vontade” necessita esclarecimentos, uma vez que há nuanças que remetem a ética e conseqüentemente ao direito. Ocorre que nas situações com adultos, quem deve decidir se recorrerá ou não judicialmente é a vitima. Mesmo nos casos de registro na saúde para efeito de contagem epidemiológica, os registros são feitos em sigilo, sem a identificação da vítima. Nos serviços de atenção à mulher em violência, é defendido pelas feministas, entre estas, assistentes sociais, que a escuta profissional deve garantir o sigilo. Cabe a mulher que é adulta, decidir os passos que dará para sair da situação de violência. Isso se difere para crianças e adolescentes, que, dada sua condição de imputabilidade, ou seja, não é considerada inteiramente responsável pelo discernimento dos seus atos, com previsão no Estatuto da Criança e do Adolescente[3], o adulto que souber da violência tem a obrigação de denunciar e tomar providências para retirá-la do sofrimento, possibilitando que viva em condições saudáveis física e psicologicamente.
Neste sentido a ética cotidiana pode se transformar em pista contributiva com o combate a impunidade, fenômeno às vezes aceito culturalmente, dos quais as instituições são partícipes e os profissionais sujeitos agentes no interior das mesmas.

Referências bibliográficas

A Excêntrica Família de Antônia (Antonia’s line). Direção MARLEEN GORRIS. Bélgica/Holanda/Inglaterra. 1995. Elenco: Willeque Van Ammelrooy, Marina De Graaf, Dora Van Der Groe, Jan Steen. Produção Hans De Weers. Videocassete (98 min), VHS, colorido. Recebeu Oscar de melhor filme estrangeiro de 1995.
ARDAILLON, D. & DEBERT. G. G. Quando a vítima é mulher: análise de julgamentos de crimes de estupro, espancamento e homicídio. Brasília: Comissão de Combate à Violência, Centro de Estudos e Documentação para Ação Comunitária. Conselho Nacional dos Direitos da Mulher, 1987.
BARROCO, M. L. S. A inscrição da ética e dos direitos humanos no projeto ético-político do Serviço Social. In: Revista Serviço Social e Sociedade. São Paulo: Cortez, ano 25, no. 79, p. 27-42, set. 2004.
BARROCO, M. L. S. Ética e serviço social. 2ª. ed. São Paulo: Cortez, 2003.
CONDECA. Estatuto da Criança e do Adolescente. São Paulo: CONDECA, 1998.
Constituição: República Federativa do Brasil. Brasília: Senado Federal, Centro Gráfico, 1988.
GOMES, L. F. Código Penal, Código do Processo Penal, Constituição Federal. 3ª. ed. São Paulo: Editora Revista dos Tribunais, 2001.
NETTO, J. P. Para a crítica da vida cotidiana. In. NETTO, J. P. et al. Cotidiano: conhecimento e crítica. 5a. ed. São Paulo: Cortez, 2000, p. 64-93.
PIMENTEL, S. et. al. Estupro: direitos humanos, gênero e justiça. In. Revista USP. no.1, mar. maio 1989. São Paulo: Universidade de São Paulo, Coordenadoria de Comunicação Social, p. 58-70, 1989.
PIOVESAN, F. Os direitos humanos da mulher na ordem internacional. In. PIOVESAN, f. Temas dos direitos humanos. São Paulo: Max Limonad, p. 139-151, 1998.
SAFFIOTI, H. I. B. Gênero, patriarcado e violência. São Paulo: Fundação Perseu Abramo, 2004.
VARGAS, J. D. Estupro: que justiça? Fluxo do funcionamento e análise do tempo da Justiça Criminal para o crime de estupro. Tese (Doutorado em Sociologia). Instituto Universitário de Pesquisas do Rio de Janeiro, 2004.


[1] Este texto em formato inicial foi apresentado como exigência da disciplina Ética e Serviço Social, ministrada pela Profa. Dra. Maria Lúcia Barroco do Programa de Estudos Pós Graduados em Serviço Social, PUC-SP, em agosto de 2006 e publicado na pagina do Centro Português de Investigação em História e Trabalho Social www.cpihts.com ( Estudos & Documentos ) em Novembro de 2008.

[2] O capítulo VI do Código Penal refere-se aos Crimes Contra os Costumes e não aos crimes contra a pessoa. No capítulo I: Dos Crimes Contra a Liberdade Sexual, encontram-se os Artigos 213: Constranger mulher à conjunção carnal, mediante violência ou grave ameaça; e Artigo 214: Constranger alguém mediante violência ou grave ameaça, a praticar ou permitir que com ele se pratique ato libidinoso diverso da conjunção carnal. Nas disposições Gerais do mesmo capítulo, os artigos: 223: Se da violência resulta lesão corporal de natureza grave; e 224: presume-se a violência se a vítima: a) não é maior de 14 anos; b) é alienada ou débil mental, e o agente conhecia esta circunstância; c) não pode, por qualquer outra causa, oferecer resistência. (CODIGO PENAL, 2001). O Estatuto da Criança e do Adolescente (Lei 8.069/90) e a Lei dos Crimes Hediondos (Lei 8.072/90) – essa modificada recentemente - complementam o Código Penal.

[3] Esse é o polêmico tema que remete a redução ou não da idade penal.

segunda-feira, novembro 24, 2008

Serviço Social As Memorias da Casa Branca A Filantropia nos Estados Unidos

Mrs. Cheney’s Remarks at the United Way Summit on Women in Philanthropy
As Prepared United Way Summit on Women in Philanthropy Atlanta, Georgia

It is a great pleasure to be here this afternoon. I appreciate that kind introduction, Melanie. People often have trouble figuring out what to call the wife of the vice president. Tipper Gore reports that she was once introduced as the first lady of vice. In any event, Melanie, you overcame all obstacles in your introduction, and I'm grateful for that.
As for what title I ought to have, I got a good suggestion along these lines from my five-year-old granddaughter not long ago. She was in California visiting her other grandparents. One of the disconcerting things you discover as a grandmother is that your grandchildren do have other grandparents they need to pay attention to. So Elizabeth--that's the five-year-old's name--was in California driving across the Oakland Bay Bridge with her mother. And her mother decided to tell her about her own visit to California as a child when a friend of mine and I, accompanied by children, drove across the Oakland Bay Bridge and ran out of gas. Now this story, illustrating the incompetence of adults, is exactly the kind of tale that little kids love, so my granddaughter was very interested, but since she was in California visiting the other grandmother she couldn't figure out exactly who the incompetent adult was. "You mean Grandma Julie?" she asked my daughter. "No," my daughter answered, "it was Grandma Lynne." Which still left the five-year-old puzzled because that's not what she calls me, but as my daughter described it, suddenly a light bulb went on. "Oh," said the five-year-old, "you mean the grandma of the United States." Now that's a pretty great title, isn't it?
Being a grandmother has made me focus more intensely than ever on children and especially on their need for an education that provides them essential knowledge and skills. They need to know how to read and do math. They need the basic skills that will help them to pursue knowledge in many fields.
And there is one course of study that I have become a particularly ardent advocate for, and that is the study of history and American history in particular. Our children should know about the founders and the noble ideals upon which they built our country. Our children should know about abolitionists, and those dedicated to civil rights. They should know about suffragists, all those who since the founding have helped us do a better and better job of living up to our ideals. Our children should also know about the enduring strengths of our nation, and surely among the most important of those is the idea of service to others.
When a young Frenchman named Alexis de Tocqueville visited the United States more than a century and a half ago, he was struck by how often he saw Americans helping and supporting one another. He speculated that it was the freedom and right to self-determination that Americans experienced that accounted for our eagerness to work for the good of our fellow citizens.
In the last few years, when we have found ourselves and our great nation under attack, we have seen Americans reaching out to those in need with unprecedented compassion and generosity. The president has noted that this is a moment we must build on. He has asked each of us to renew our commitment to assisting those who need our help. Looking around this room and thinking of all the good things those of you here have made possible and of all you will do in the future, I think this must be a model of the generosity of spirit effectively deployed that the president had in mind.
Since history is my enduring interest, I'd like to take just a few minutes to place the work you are doing in the context of time, to reach back and talk about some of those who preceded those of us here today and made altruism such an inextricable part of the American story.
One of the foremothers of this event today, surely, was a farm girl from Massachusetts who was quite small, very smart, and deeply shy. As a teenager, she discovered that working with children helped her to overcome her painful self-consciousness, and for many years she was a teacher. She left that profession in frustration, however, when she realized that no matter how hard she worked and how good a teacher she was, she would never rise as high in teaching as men she worked with.
She subsequently moved to Washington, D.C., and she was there when the Civil War broke out. She realized after the battle of Bull Run, which occurred close to Washington, that Union forces did not have the supplies they needed to care for wounded soldiers, and so she began to advertise for bandages and anesthetics and to organize ways to get them to the battlefield. The army was not entirely thrilled with her efforts. They didn't particularly want unmarried women out in the field, but she finally got permission, and she arrived at battle after battle with wagonloads of much needed medical supplies. She herself began to help the wounded, bandaging them, comforting them. Clara Barton, for that was her name, soon became known as the Angel of the Battlefield. She had found her life's work, and after the war she sought other ways to help those in distress. In 1881, she founded the American Red Cross, and for many years she was its leader.
Another of the foremothers of this event today came from a very wealthy family, but she spent her life among the poor. Her mother died when she was only two, but her father, who counted Abraham Lincoln among his friends, encouraged her to a life of responsibility and high purpose.
In 1889, after she had graduated from college, she and a friend moved into the slums of Chicago and invited their new neighbors into their home. Soon Jane Addams and her friend and other idealistic women who joined them were offering visitors to Hull House, for that was the name of Jane Addams's home, everything from hot lunches to a place to bathe. There were classes in subjects ranging from English to physics to singing. There was medical care, child care, legal aid, and inspiration aplenty for others who wanted to help the poor. By the turn of the century, there were about a hundred centers like Hull House in cities all across the country.
Jane Addams became a political activist, focusing on labor law and juvenile justice. She was a leader in the international peace movement and in 1931, won the Nobel Peace Prize. Convinced that women should have the right to vote, she also took up the suffrage cause, reassuring her audiences -- with, I have to think, a twinkle in her eye -- that she did not think women were better than men. "We have not wrecked railroads, nor corrupted legislatures, nor done many unholy things that men have done," she said. And she added, "But then we must remember that we have not had the chance."
Another woman to whom those of us in this room -- indeed, those of us in this nation -- are deeply indebted had a life animated by the quest for justice for women. Born in Johnstown, New York, she had five sisters and five brothers. But children often died young in the nineteenth century and only one of her brothers survived to adulthood. When he died at the age of twenty, the father of the family was devastated, and the girl, Elizabeth, remembered her whole life how she had crawled onto her father's lap and tried to comfort him. "At length," she wrote years later, "he heaved a deep sigh and said, 'Oh, my daughter, I wish you were a boy!'" And to her grieving father she replied, "I will try to be all my brother was."
And she did exactly that. "She succeeded in what were then considered masculine fields," her biographer Elisabeth Griffith observes. "She won second place in the Johnstown Academy Greek competition, she learned to jump four-foot fences [on her horse], and she became a skilled debater." But rather than being pleased, her father began to worry. In his eyes--and in the eyes of the world at the time--she was becoming entirely too good at undertakings that were suitable only for males.
And so Elizabeth Cady Stanton decided to change the world, and she had the intellect and analytical skills to do it. For fifty years, most of them spent in Seneca Falls, New York, she, together with her dear friend, Susan B. Anthony, was the driving force behind the movement to improve the lot of American women. Stanton argued, among other things, for property rights, the right to attend college, the right to participate in athletics, and the right to vote. She spoke and wrote and agitated, and, I should note, raised seven children.
I doubt that either Elizabeth Cady Stanton or Susan B. Anthony knew at the outset that their struggle would be so long or, indeed, that both of them would die before women finally, in 1920, achieved the right to vote. But Stanton and Anthony had supreme conviction that their cause was just and would prevail. As Anthony put it, "Failure is impossible!"
Many women volunteered in the cause of suffrage and there is one other I want to make note of today. Her name was Sojourner Truth, she was born in slavery, and after she gained her freedom she became an eloquent champion of the rights of African Americans and women. She had a voice that boomed with authority. She stood nearly six feet tall, and she became righteously indignant when she heard people claim that women were too weak to be full citizens. "I have ploughed, and planted, and gathered into barns," she said, "and ain't I a woman? I could work as much and eat as much as a man -- when I could get it -- and bear the lash as well! And ain't I a woman?" She talked about seeing her children sold off to slavery, "and when I cried out with my mother's grief, none but Jesus heard me!" she said, "And ain't I a woman?"
History offers many lessons, and surely one is about our debt to the past. As Susan B. Anthony so eloquently put it in 1897, "There is not one foot of advance ground upon which women stand today that has not been obtained through the hard-fought battles of other women." Another of history's lessons is about the ties that bind us. It is about "an inescapable network of mutuality," as Martin Luther King, Jr. called it, that connects us, all of us in the present to those in the past and all of us in the present to one another. In doing good for babies and children and the less fortunate adults among us, those of you here today are carrying on the work of women who came before you, and you will inspire others who come after. Like Clara Barton, Jane Addams, Elizabeth Cady Stanton, Susan B. Anthony, and Sojourner Truth, you are making our country and our world a better place. Your commitment is a gift to us all, and I thank you for it.