Más que nunca en su historia, Estados Unidos es un país multirracial. Lo dice el censo de 2010, que lleva la etiqueta de la diversidad. El perfil racial y étnico del país ha cambiado drásticamente en la última década.
Cerca de nueve millones de estadounidenses se describen en el censo como multirraciales, es decir, como miembros de más de una raza. Por primera vez desde que por mandato constitucional se estableciese la necesidad de contar la población cada 10 años, los residentes en Estados Unidos han podido elegir entre más de 56 combinaciones posibles para identificar su raza: asiático-blanco; hispano no blanco; hispano negro, hispano-asiático, por ejemplo.
Cada década, desde 1790, la oficina del censo se enfrenta a la ardua labor de contar -la última vez que se realizó el censo fue en 2000- a quienes viven dentro de las fronteras de Estados Unidos, sea cual sea su estatus legal (inmigrantes sin papeles incluidos). Y cada década, las autoridades escuchan a la población a la hora de ofrecer opciones. La fotografía de la diversidad la aportan los jóvenes de origen hispano que se identifican como negros; por ejemplo, han acuñado términos como blacksicans (black mexicans, mexicanos negros); mexipinos (mexicanos filipinos);japanics (japanese hispanics, japoneses hispanos), o hispasian (hispanic asians,hispanos asiáticos).
La diversidad se ha ido fraguando mientras los jóvenes crecían rodeados de personas de otras razas y en 2008 el país elegía para la presidencia a Barack Obama, quien se calificó como el candidato posracial. En Estados Unidos viven hoy 309 millones de personas, de las cuales más de 50 millones son hispanos (lo que representa el 16% de la población), una cifra que supone un crecimiento del 43% en comparación con los datos de 2000. Lo anterior se traduce en que uno de cada seis estadounidenses es latino.
El otro grupo étnico que ha experimentado un crecimiento de dos dígitos es el de los asiáticos, cuya población era en 2000 de 10 millones y hoy es de cerca de 15 (representa el 5% del total), mayor que la de los afroamericanos. Dos millones y medio más se califican a sí mismos como asiáticos, aunque sean asiáticos mestizos. La población negra permanece estable, sumando cerca de 39 millones o el 13% de la población. Si la tendencia probada en el censo prosigue su camino, dentro de tres décadas los blancos de origen no hispano serán minoría en el país (hoy constituyen el 64%).
El censo también informa de que los negros están retornando al sur en un viaje contrario al que iniciaron a principios del siglo XX con la Gran Migración. Por primera vez, la ciudad de Atlanta reemplaza a Chicago como la segunda gran metrópoli con el mayor número de afroamericanos después de Nueva York.
El caso de la ciudad de Washington es muy representativo, ya que la población afroamericana ha dado paso a otros grupos étnicos. El cambio se debe a una combinación de factores, según Maurice Jackson, profesor de Historia Afroamericana en la Universidad de Georgetown. Se trataba de una ciudad muy diversa, pero la gente que creció aquí ya no se puede permitir el precio de la vivienda, afirma.
La llegada de hispanos a la capital, sin embargo, no significa que su situación económica sea mejor. Vienen buscando oportunidades, pero viven dos o tres familias juntas en una casa, tienen varios trabajos para poder llegar a fin de mes y siguen atascados en el sector más bajo de la sociedad, apunta Jackson.
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