La violencia machista burla los muros del saber
Un 65% de profesores y alumnos universitarios
Un 65% de profesores y alumnos universitarios
ha sufrido maltrato o ha sido testigo de algún caso
En la calle, pero también en las salas donde los jueces dictan sentencias, se tiene a veces la errónea idea de que la violencia de género es propia de clases bajas o de ámbitos marginales. Pero, desafortunadamente, el maltrato burla los estratos socioculturales y halla acomodo también entre los muros del saber y la tolerancia, como las universidades. El 65% de los universitarios consultados en un estudio elaborado por seis universidades públicas (1.083 hombres y mujeres) conoce o ha sufrido alguna situación de violencia de género en la facultad. No siempre las reconocen cuando las ven, pero una vez que se les pregunta por circunstancias concretas que internacionalmente son consideradas violencia de género, las identifican.
Esta primera parte del estudio, que pretende sacar a la luz la realidad en las universidades, para implantar después las medidas necesarias, descubre que aún hay un porcentaje de universitarios nada desdeñable (33,24%) que no ve violencia de género en la exigencia de saber con quién y dónde está su pareja. Casi un 22% tampoco identifica este problema aunque la pareja te imponga la manera de vestir, peinar o comportarte en público. Y un porcentaje idéntico cree que impedirte hablar con otras personas no es nada anormal.
Pero una amplia mayoría considera que deberían tratar este problema en alguna asignatura, charla, debate, seminario. Y casi ninguno sabe si su universidad tiene algún servicio al que recurrir en caso de sufrir este problema, algo que el 85% cree que debería existir.
El estudio, pionero en España, se ha elaborado en las universidades de Barcelona, Sevilla, País Vasco, Murcia, Valladolid y Jaume I (Castellón) y ha recibido financiación del Instituto de la Mujer.
En otros centros de estudios superiores extranjeros la violencia de género ya se ha estudiado con antelación y se han articulado algunas medidas, como la instalación de oficinas específicas para informarse sobre eso. De los informes ya efectuados en otros países se extrae un dato preocupante: entre un 12% y un 28% de las estudiantes universitarias son objeto de violencia de género. Y tampoco en el ámbito académico son frecuentes las denuncias, prácticamente inexistentes. Como ocurre en casi todos estos casos, la víctima suele atribuirse cierta culpabilidad, como el haber provocado la situación indeseada, que pueden ser caricias o besos sin consentimiento hasta relaciones sexuales no deseadas. En estos casos, las mujeres no sólo sufren un efecto perjudicial sobre su autoestima, sino que acaban teniendo "una percepción negativa de la universidad y su personal", afirma el estudio.
Pero una amplia mayoría considera que deberían tratar este problema en alguna asignatura, charla, debate, seminario. Y casi ninguno sabe si su universidad tiene algún servicio al que recurrir en caso de sufrir este problema, algo que el 85% cree que debería existir.
El estudio, pionero en España, se ha elaborado en las universidades de Barcelona, Sevilla, País Vasco, Murcia, Valladolid y Jaume I (Castellón) y ha recibido financiación del Instituto de la Mujer.
En otros centros de estudios superiores extranjeros la violencia de género ya se ha estudiado con antelación y se han articulado algunas medidas, como la instalación de oficinas específicas para informarse sobre eso. De los informes ya efectuados en otros países se extrae un dato preocupante: entre un 12% y un 28% de las estudiantes universitarias son objeto de violencia de género. Y tampoco en el ámbito académico son frecuentes las denuncias, prácticamente inexistentes. Como ocurre en casi todos estos casos, la víctima suele atribuirse cierta culpabilidad, como el haber provocado la situación indeseada, que pueden ser caricias o besos sin consentimiento hasta relaciones sexuales no deseadas. En estos casos, las mujeres no sólo sufren un efecto perjudicial sobre su autoestima, sino que acaban teniendo "una percepción negativa de la universidad y su personal", afirma el estudio.