La suma sacerdotisa de aquella hermandad de madres abnegadas y esposas sumisas fue Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio, el fundador de la Falange. El instrumento fue la Sección Femenina, creada dos años antes para absorber las ansias de las simpatizantes que no eran admitidas en la Falange por razón de su sexo.
A lo que fue la Sección Femenina está dedicada la exposición Mujeres de azul, organizada por el Centro de la Memoria Histórica del Ministerio de Cultura. A lo que significó para miles de mujeres, marcadas por mensajes que las invitaban a despreciarse a sí mismas, tal vez habría que dedicar un simposio de psicoanalistas. "No hay que ser una niña empachada de libros que no sabe hablar de otra cosa... no hay que ser una intelectual", aconsejaba Pilar Primo de Rivera. "No tomes el deporte como pretexto para llevar trajes escandalosos", advertían en el curso de economía doméstica. "Disimula tu presencia física en el trabajo. Seamos hormiguitas graciosas y amables", aleccionaba, de nuevo, la fundadora.
Al comisario de la exposición, Moncho Alpuente, le interesó contar "la historia de los muertos en vida". "La memoria histórica se ha concentrado en la guerra y es lógico, pero la posguerra fue larguísima y dura, empieza y acaba con fusilamientos", indica. Las mujeres fueron muertas en vida, aunque algunas recuerdan sus experiencias de la Sección Femenina casi como liberadoras. "Era una manera de viajar y conocer a otra gente", expone Alpuente. Las dirigentes, contrariamente a lo que preconizaban para las demás, eran solteras y ocupaban un espacio público. "Para algunas, las instructoras de Falange, eran el símbolo de la liberación de la mujer", dice en sus memorias la escritora Carmen Alcalde, citada en la muestra por la historiadora María Antonia Fernández.
Entre 1937 y 1977, tres millones de mujeres de entre 17 y 35 años hicieron el servicio social, una suerte de mili femenina que suministraba mano de obra gratuita en hospitales, comedores y otras instituciones sociosanitarias. La labor de la Sección Femenina tuvo algún efecto positivo. Desterró malos hábitos higiénicos que causaban enfermedades y extendió la práctica del deporte entre las mujeres, con las limitaciones debidas al recato: se inventaron los pololos, se apartaron de la exaltación al cuerpo de sus colegas nazis que incluían desnudos naturalistas y se prohibió el remo, la lucha y el fútbol.
La exposición, que se puede visitar en la sala Santo Domingo de la Cruz, en Salamanca, hasta el 28 de junio, retrata la labor de la organización en distintos campos (sanidad, educación, campañas, comedores, actos políticos, cultura, coros y danzas, deportes y vida rural) a través de 200 imágenes, trajes regionales, insignias, trabajos escolares -hay una labor en punto de cruz dedicada al entonces ministro franquista Manuel Fraga Iribarne-, abanicos, carteles, un documental y la película Ronda española, dirigida por Ladislao Vajda en los cincuenta. La mayoría de los fondos proceden del Archivo General de la Administración, de Alcalá de Henares, donde se depositó el material tras la desaparición en 1977 de la Sección Femenina que, para entonces, se había convertido en un brontosaurio muy alejado de la poderosa maquinaria que llegó a contar con 600.000 afiliadas. Había sido la encargada, en palabras de la historiadora Inmaculada de la Fuente, de "recuperar la antigua feminidad". A la altura de 1977, el modelo en boga tenía más similitudes con las republicanas.Se inventaron los pololos para que la práctica deportiva fuese recatada
La mujer ideal de Pilar Primo de Rivera
- "Gracias a Falange, las mujeres van a ser más limpias, los niños más sanos, los pueblos más alegres y las casas más claras".
- "Todos los días deberíamos de dar gracias a Dios por habernos privado a la mayoría de las mujeres del don de la palabra, porque si lo tuviéramos, quién sabe si caeríamos en la vanidad de exhibirlo en las plazas".
- "Las mujeres nunca descubren nada; les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles".
- "La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular -o disimular-no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse".
in http://elpais.com/diario/2009/05/10/cultura/1241906403_850215.html