sexta-feira, janeiro 16, 2009

Direitos Humanos e Serviço Social 30.000 Crianças desaparecidas Durante a ditadura de Franco

Cuando en el año 2006 publiqué mi novela Mala gente que camina, cuyo tema central es el de los niños robados por la dictadura a los vencidos de la Guerra Civil, muchos pensaron que la historia que contaba era inventada, o al menos que había exagerado las dimensiones de aquella tragedia. Ahora, la causa contra el franquismo iniciada por el juez Baltasar Garzón y abatida por el fuego amigo y enemigo del Gobierno y de los magistrados conservadores de la Audiencia Nacional les ha puesto un número a esos secuestros, al hablar de más de 30.000 niños segregados de sus familias y dados en adopción a personas afectas al Régimen o internados en centros del Auxilio Social, hospicios, conventos o seminarios, en donde se los reeducaba según los ideales del fantasmagórico Movimiento Nacional.
Como se ve, lo que se contaba en aquel libro era una recreación de la verdad, no un invento, ni mucho menos una suposición, pero esa certeza nos lleva a una pregunta que hoy día, tras más de 30 años de democracia, resulta hiriente: ¿cómo es posible que un drama de semejantes dimensiones se haya mantenido oculto tanto tiempo y que, aún hoy, se dificulte o prohíba su investigación desde las alturas del Estado de derecho? Tal vez sea porque esas alturas siempre están cubiertas por la nieve incontestable de la Transición, que con tanta eficacia decora, idealiza y cubre todo lo que está debajo de ella.
Garzón, que ha intentado salvar parte de su proceso inhibiéndose de él en favor de las salas de instrucción territoriales de toda España, ha remitido también la investigación sobre los niños perdidos a los juzgados decanos de Barcelona, Burgos, Valencia, Vizcaya, Madrid, Málaga y Zaragoza, que tendrán que decidir si los delitos que se pretende perseguir, y que el auto califica de "desapariciones legalizadas", son crímenes contra la humanidad, lo cual impediría que pudiesen prescribir. El juez sabe bien lo que dice y cómo decirlo, porque esa palabra, "legalizadas", es el centro del problema.
Los golpistas de 1936 no sólo pretendían exterminar a sus rivales, como demuestran las más de 150.000 personas enterradas en las fosas comunes que el Tribunal Supremo le impide abrir a Garzón, sino también erradicar su ideología. Para conseguirlo, pensaron en quitarles a los republicanos sus hijos para poder sembrar en ellos la doctrina nacionalsindicalista y el odio a las ideas de sus familiares. En esa ciénaga moral hicieron fortuna personajes como el militar y psiquiatra Antonio Vallejo Nájera, que había explicado en sus absurdos libros una teoría según la cual el marxismo es una enfermedad mental y contagiosa, por lo cual era necesario separar el grano de la paja, como les gustaba decir a los heraldos negros del Régimen. Cuando los hospicios del Auxilio Social, la organización caritativa fundada por Mercedes Sanz Bachiller, viuda del líder falangista Onésimo Redondo, se llenaron de huérfanos o hijos de presos, y las cárceles acogieron a cientos de mujeres embarazadas o con menores a su cargo, los ladrones de niños tuvieron lugares de sobra donde escoger su botín. Para que el asunto se revistiese de esa legitimidad de la que habla Garzón, al poco de acabar la guerra Franco dictó dos leyes, según las cuales la patria potestad de todos los niños que entraban en el Auxilio Social pasaba a manos del Estado, que de esa manera podía cambiarles el nombre y entregarlos a quien quisiese. A otros se los llevaban recién nacidos, horas antes de fusilar a sus madres, de centros como la Prisión de Madres Lactantes de Madrid, que habían montado junto al río Manzanares. Y a muchos los fue a raptar al extranjero el Servicio Exterior de la Falange, a menudo, a los campos de concentración donde habían ido a parar los exiliados. Según datos recopilados por el historiador Ricard Vinyes, de 32.037 niños enviados por sus padres al exterior fueron repatriados 20.266.
Con los años se han ido reuniendo numerosos testimonios de los supervivientes de aquel horror, unos esbozados en libros pioneros como los de la militante comunista Tomasa Cuevas, y otros debidos al trabajo de historiadores como Miguel Ángel Rodríguez Arias, reciente autor de El caso de los niños perdidos del franquismo: crimen contra la humanidad, o el propio Vinyes, que ha asesorado a Garzón y que fue el inspirador del documental Los niños perdidos del franquismo, realizado por Montse Armengou y Ricard Bellis, que puso sobre la mesa ese espanto que sigue entre nosotros, porque como señala Garzón, "las víctimas (los hijos y algunos progenitores) podrían estar vivas".
¿Cuántas personas de este país no son quienes creen ser ni vienen de donde creen venir? Según los datos que obran en el sumario, la cifra de hijos de presas tutelados por el Estado llegó en 1955 a casi 31.000, tal y como le comunicó al propio Franco el Patronato Central de Nuestra Señora de la Merced para la Redención de Penas. Algunas víctimas recuerdan haber sido entregadas en adopción y devueltas por quienes se los habían llevado hasta cuatro veces, y haber tenido, por tanto, cuatro apellidos diferentes. Y en un documento interno de Auxilio Social se reconoce que el asunto se les está yendo de las manos, porque muchos no se llevan a los niños para criarlos como hijos, sino para trabajar en sus tierras o sus casas prácticamente como esclavos.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica le ha pedido a Garzón que ordene de inmediato que se hagan pruebas de ADN a las víctimas, alegando su edad, porque esa urgencia justificaría que se ocupase del asunto la Audiencia Nacional, y argumenta que aunque la Sala de lo Penal declaró que Garzón no es competente para investigar el genocidio franquista, dejó abierta la puerta a la realización de pruebas inaplazables para averiguar el delito. Para demostrar que el tiempo se acaba, la ARMH recuerda a dos mujeres, Emilia Girón y Marina Álvarez, que murieron el año pasado sin llegar a encontrar a su hijo y a su hermana, y pide que se evite que eso ocurra en otros casos, los de Agustina Gómez, de 100 años, Julia Manzanal, de 93, y los hermanos José y María Setefilla Sánchez, de 75 y 73, que también buscan a sus familiares. Además, consideran clave el testimonio de Trinidad Gallego, de 95 años, que ejerció de matrona en varios penales, por lo que puede dar fe de cómo los niños eran robados a sus madres.
Será difícil que la iniciativa prospere, porque nuestro país se ha acostumbrado a considerar el abandono que sufren muchos represaliados por la dictadura una especie de mal necesario, cuando no a verlos a ellos como una presencia molesta que enturbia la imagen luminosa que la admirable democracia española quiere dar de sí misma, y olvidando en ocasiones que su meta no es parecer infalible, sino ser justa. ¿Seré yo una niña o un niño robado a mis padres por la dictadura? Esa pregunta se la podrían hacer muchas personas que tal vez sospechen de su pasado, hoy mismo, mientras se arreglan frente al espejo, y no es bueno que su país no quiera responderles.
Benjamín Prado es escritor.

Parem com a Invasão na Faixa de Gaza Pede Ricardo Lagos

¡Basta ya!
La invasión israelí de Gaza y la feroz lucha en la Franja, tras los lanzamientos de cohetes y misiles entre Hamás e Israel, contribuyen poco o nada a la paz en Oriente Próximo. La condena internacional de esta nueva guerra entre Israel y Palestina y los llamamientos a un alto el fuego han sido tan rápidos como la propia incursión. Pese a ello, hasta que los líderes de la región decidan que ya es suficiente, la paz no tiene una oportunidad real.
Ya nos pronunciamos antes de la incursión terrestre, pero dada la escalada del conflicto nos sentimos obligados a manifestarnos de nuevo. Esta vez con un lenguaje más fuerte hacia las partes enfrentadas. Como ex presidentes y primeros ministros, y como miembros del Club de Madrid, decimos: "¡Basta!". Y urgimos a los líderes de Oriente Próximo a decir ¡Basta! a la guerra y el sufrimiento y ¡Basta! a la incapacidad de asumir el camino de la paz.
Los llamamientos internacionales para un inmediato alto el fuego y los esfuerzos diplomáticos para conseguirlo son necesarios pero no suficientes como respuesta a la agresión, la guerra y el asesinato de civiles inocentes en nombre de la seguridad o la autodeterminación. La violencia de ahora, como en el pasado, nace de la sangre y sólo alimentará un mayor derramamiento de sangre. Es otro capítulo -quizás destinado a convertirse en uno de los peores- de una larga saga.
Más de 1.000 muertos. Miles de heridos. Edificios y escuelas de la ONU bombardeados. Refugiados sin refugios. El uso de escudos humanos. La profunda inseguridad. Las víctimas se acumulan y, en ambos bandos, son mayores entre los civiles que entre los combatientes. Los cohetes de Hamás son menos mortales que los misiles israelíes, pero atacan cinco veces más a los civiles que a los soldados. Los objetivos de Israel son sólo los combatientes enemigos, pero los daños colaterales incluyen a trabajadores de Naciones Unidas y a más de 300 niños palestinos, mientras que el "fuego amigo" de Tzahal ha matado tantos soldados israelíes como Hamás. Entretanto, algunos líderes de la región urgen de forma infame a su juventud a cometer un suicidio masivo en respuesta. Este ciclo enfermizo debe ser atajado de raíz. Ahora. Antes de que la historia se repita a sí misma con una ocupación prolongada, más terrorismo suicida y desastrosas consecuencias políticas. Y el ciclo sólo puede terminar cuando los líderes estén dispuestos a asumir el riesgo de la paz.
Hacemos un llamamiento a los líderes implicados en la crisis a cesar y desistir y a pedir a sus vecinos que hagan lo mismo. ¿Quieren esos dirigentes de Oriente Próximo ser recordados por las víctimas o por el liderazgo que puso fin a las mismas? Les preguntamos: ¿por qué no decir a vuestros colegas de Gabinete y a vuestro círculo de asesores de alto nivel que planeáis utilizar vuestro liderazgo para salir de la muerte y la destrucción? Por el bienestar de vuestros propios pueblos. No esperéis a los otros.
Todos conocemos la historia del sufrimiento y de la necesidad de seguridad. Sabemos de batallas, fronteras y muros. También conocemos aproximadamente cómo será el acuerdo final y algunos de nosotros hasta hemos estado involucrados en esfuerzos para fraguar este acuerdo que no acaba de llegar: paz por territorios, la solución de los dos Estados, garantías de seguridad para Israel, compartir la Ciudad Santa y un acuerdo sobre el derecho de retorno de los refugiados palestinos. Pero todo eso debe ser firmado, apoyado y aplicado por líderes que defiendan y compartan un compromiso para construir y vivir en un mundo que sea seguro en la diferencia. Esto significa un mundo donde no sólo los israelíes y los palestinos puedan vivir en lados opuestos de una frontera militarizada libre de ataques de misiles y cohetes. Donde la paz no sólo venga porque la alternativa es peor, sino donde la diversidad religiosa, étnica, cultural y lingüística sea celebrada en lugar de ser objeto de violencia. Donde no sólo descansen las armas, sino que los manifiestos, declaraciones, actitudes y enseñanzas que cuestionan o niegan a un Estado -o incluso a su gente- el derecho a existir sean descartados. Donde la paz llegue porque los enemigos, pese a sus diferencias, se pongan de acuerdo para buscar un entendimiento de lo que la paz supondría y para construir un proceso hacia ese objetivo.
Como ex jefes de Estado y de Gobierno sabemos que no será fácil. Sabemos que los líderes juegan con el miedo de su gente porque eso funciona políticamente. Pero a través de nuestra experiencia y de nuestro trabajo reciente para construir sociedades compartidas también sabemos que los líderes pueden llevar a sus pueblos a triunfar sobre estos miedos -basados en la diferencia- mediante el aprendizaje de conocerse, de respetarse el uno al otro y de celebrar su diversidad, en vez de definir al otro por referencias negativas. Ésta es la única opción. No existe un plan B. En un nuevo año donde el cambio es necesario y esperado en diversos ámbitos, piensen en lo que podría ocurrir si los líderes de Oriente Próximo, de forma individual y colectiva, hicieran lo inesperado y dijeran, "¡Basta!" y comenzaran a sentarse y trabajar de verdad por un proceso compartido hacia la paz. Por favor digan "¡Basta ya! Empecemos con Gaza y empecemos ahora". El mundo estará con ustedes.
Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, preside el Club de Madrid. Firma también este artículo Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda y vicepresidenta del Club de Madrid.

quinta-feira, janeiro 15, 2009

Direitos Humanos: Vicariato de Aguarico Ganha Premio Navarra pelo Trabalho Comunitário

La misión capuchina de Ecuador, conocida como el Vicariato Apostólico de Aguarico, ha obtenido el VIII Premio Internacional 'Navarra' a la Solidaridad, en reconocimiento a su labor por los pueblos indígenas de Ecuador y en especial su trabajo desarrollado desde 1953 hasta la actualidad en el Oriente ecuatoriano.
PAMPLONA, 13 (EUROPA PRESS)
El Premio, promovido conjuntamente por el Gobierno de Navarra y la Dirección regional de Navarra de Caja Laboral, está dotado con 31.000 euros (aportados al 50 por ciento por el Ejecutivo foral y la entidad financiera), una reproducción de la escultura 'Arri Ernai Zaitzailea' de Jorge Oteiza y un diploma.
El fallo del jurado se hizo público este mediodía en rueda de prensa en la que intervinieron la consejera de Asuntos Sociales, Maribel García Malo; el deportista Miguel Induráin, en calidad de presidente, y el director regional de Caja Laboral de Navarra, Alfonso García Liberal. La fecha de entrega está aún por concretarse, aunque, según García Malo, se espera que sea pronto.
Se presentaron a esta edición del concurso 19 candidaturas, tres de las cuales fueron anuladas por no cumplir los requisitos, y seis fueron las finalistas. Además de la del Vicariato de Aguarico, promovida por el Gobierno de Aguarico; llegaron a la final Chema Caballero, misionero javeriano en Sierra Leona; Manos Unidas; Verónica Hulipan, de la Confederación Mapuche Neuquina (Argentina); Ana Ferrer, de la Fundación Vicente Ferrer en la India, e Isabel Martín Alonso, misionera de Cristo Jesús en la India.
Según destacó Miguel Induráin al leer el fallo, la candidatura ganadora, el Vicariato Apostólico de Aguarico, ha abordado la problemática de la deforestación, la contaminación ambiental y el atropello a los derechos humanos. Trabaja en los ámbitos de la educación, la salud, las iniciativas de turismo comunitario, el rescate cultural de los pueblos indígenas, su historia y su lengua.
El Vicariato ha ejercido desde que se instaló en la selva, hace más de 50 años, una misión de frontera que implica trabajar siempre en situaciones adversas, al límite, desde el margen, defendiendo a los más débiles, procurando ser voz de los sin voz, expuso el Gobierno foral, que añadió que en la actualidad está integrado por 58 misioneros y nueve congregaciones.
SENSIBILIZAR A LA SOCIEDAD
La consejera detalló que el objeto de este galardón es reconocer y difundir la labor voluntaria de personas, asociaciones, ONG y entidades a favor de los sectores sociales y los países más desfavorecidos y, de esta forma sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de dicha labor.
Según expuso, Navarra colabora con esta causa aportando al año la cantidad de 21,5 millones de euros. Está, expuso, a la cabeza de las comunidades autónomas en su aportación por persona con 37 euros en 2008. En 2007, la Comunidad foral aportó 32 euros por persona, cuando la siguiente comunidad fue Castilla la Mancha con 18,77 euros.
La consejera recordó que en ediciones anteriores el Premio Internacional 'Navarra' a la Solidaridad recayó en Muhammad Yunus, el denominado 'banqueros de los pobres', creador del sistema de microcréditos en los países en vías de desarrollo; en la Congregación de las Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta; en el Servicio Jesuita de Refugiados; en la Red de Organizaciones de lucha contra el Sida en Uganda (UNASO); en la Federación Internacional 'Fe y Alegría'; en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, y en Mama Samateh y la ONG Wassu Gambia Kafo, por su lucha contra la mutilación genital femenina.
El jurado en esta octava edición estuvo formado por Miguel Induráin como presidente; la consejera Maribel García Malo; Alfonso García Liberal, director regional de Caja Laboral; el presidente de Medicus Mundi Navarra, Miguel Ángel Argal; la coordinadora española de la Campaña del Milenio de Naciones Unidas, Marina Navarro, y el representante de la Confederación de ONG de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de Europa, Eduard Soler.

quarta-feira, janeiro 14, 2009

Falta de lugares de Trabajo Social impedem cumprimento de penas

La falta de plazas de trabajo social deja impunes a los maltratadores
Los delitos leves con penas en beneficio de la comunidad apenas se cumplen
CARMEN MORÁN - Madrid - 13/01/2009
Los trabajos en beneficio de la comunidad, que se imponen como condena por delitos leves, no pueden cumplirse en su totalidad porque no hay plazas suficientes para ello, como están denunciando jueces y abogados. El año pasado, a 30 de noviembre, habían llegado a Instituciones Penitenciarias cerca de 35.400 condenas de esta clase contando sólo los delitos de seguridad vial y los de violencia de género, y sólo hay 12.000 plazas para todos los casos. Es cierto que estas plazas pueden ser ocupadas por más de un condenado, incluso simultáneamente, por turnos, pero eso no impide que en buena medida no se estén cumpliendo estas penas.
Sirven de ejemplo los casos de violencia de género. El año pasado (con datos hasta noviembre) Instituciones Penitenciarias había recibido 9.086 penas por este delito de las que, hasta esa fecha, se habían cumplido 3.000. Otras 3.000, dicen, se estaban ejecutando entonces y se gestionaban unas 1.100 más. Restaba un 30% que quedaba, como estas últimas, a la espera.
Y por violencia de género se dicta una ínfima parte de estas condenas. El grueso se lo llevan los delitos de seguridad vial, que sumaron 26.300 el año pasado. En Cataluña, con las competencias penitenciarias transferidas, y con un éxito mayor que en el resto de España para poner en marcha estas condenas, a decir de los expertos, reconocen que sólo se cumplen la mitad de ellas, por esa falta de plazas.
El Código Penal introdujo en 1995 las penas de trabajo en beneficio de la comunidad y en su reforma de 2003 se pedía potenciar y mejorar la eficacia de este sistema. Está pensado para delitos menores que se cometen por primera vez y en ausencia de antecedentes penales. Suelen ser penas aleccionadoras encaminadas a modificar la conducta del enjuiciado. Si se trata de velocidad al conducir, se les adjudican trabajos en un centro de tetrapléjicos; si de pintadas en la pared, pueden acabar limpiando con las patrullas municipales; si es un delito de tenencia de drogas, en un centro de desintoxicación, por poner unos ejemplos. Pero en la práctica esto no se cumple. Es imposible por ahora, reconocen en Instituciones Penitenciarias.
Los condenados han de desempeñar uno de estos trabajos entre 30 y 80 días. Y hay para ello y plazo de un año. Si en un año no se ha proporcionado una plaza, el condenado se irá de rositas. Se procura compatibilizar estas tareas con el empleo del infractor, buscando los días, las tardes, los fines de semana más adecuados. De ello se encargan los servicios sociales de Instituciones Penitenciarias, a veces, con demasiada benevolencia, teniendo en cuenta que estas penas no son voluntarias, hay que cumplirlas. Se han dado casos de tener plazas y no ocuparlas porque no le viene bien al penado llegar hasta un pueblo determinado o en un horario concreto. En 2005, Instituciones Penitenciarias firmó un acuerdo con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para ir incorporando ayuntamientos con el fin de procurarse plazas donde ejecutar estas condenas. En la actualidad, la FEMP ha proporcionado casi 4.300 plazas gracias a este convenio con 603 ciudades de todas las comunidades, menos Cataluña.
Pero entre los juristas que se dedican a los casos de violencia de género, como ocurre en la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres, hay una especial preocupación por "la impunidad" en que quedan muchos de estos casos. "Algunos, además se niegan a hacer algo y el patrón no ve la forma de obligarles", afirman.
Los hombres que son enjuiciados por maltrato leve a su pareja y se avienen a la pena solicitada por el fiscal pueden acabar condenados a hacer trabajos en beneficio de la comunidad. Estas condenas están pensadas para los delitos leves y sin reincidencia. Los maltratadores que no se manifiestan conformes con la pena van a juicio y si la condena es de sólo unos meses, como el habitual, puede suspenderse por un programa de rehabilitación, algo que tampoco existe en la mayoría de las comunidades, donde apenas hay cursos sin homologar y sin las características suficientes para cumplir con lo previsto.
En Cataluña aseguran que estas penas sólo se cumplen en un 50%. José Antonio Rodríguez, magistrado del penal 21 de Ejecutorias de Barcelona, explica: "En 2008 se cumplieron unas 1.500 del total de los delitos, y el resto, quedó a la espera". Rodríguez asegura que no hay plazas para todos en instituciones de carácter social, como la Cruz Roja, "ni en un centro de tetrapléjicos", por poner un ejemplo.
La presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género de los jueces (CGPJ), Inmaculada Montalbán, reconoce que siempre ha habido problemas para aplicar estas penas en beneficio de la comunidad, aunque en algunos sitios, como en Cataluña, dice, la experiencia fue más exitosa. Conoce los problemas de plazas que suelen darse, pero insiste en que es una pena "idónea para estos hechos delictivos primarios y sin antecedentes". "Creo que debería hacerse un esfuerzo", dice. "Si no se pueden cumplir se queda la sensación de impunidad y eso no es bueno", añade Montalbán.
Los ayuntamientos y las instituciones de carácter social proporcionan los empleos donde cumplir las condenas. En abril del año pasado había 3.618 plazas repartidas de la siguiente forma en los ayuntamientos, según datos de la FEMP:
- Limpieza. 937
- Jardinería. 962
- Brigada de Obras. 516
- Serv. municipales. 354
- Oficios. 195
- Servicios sociales. 226
- Cultura. 89
- Deportes. 73
- Protección civil. 117
- Otros. 149
in http://www.elpais.com/articulo/sociedad/falta/plazas/trabajo/social/deja/impunes/maltratadores/elpepisoc/20090113elpepisoc_3/Tes

segunda-feira, janeiro 12, 2009

Direitos Humanos e Serviço Social : O Odioso Apartheid Sexual

El odioso 'apartheid' sexual, otro telón de acero
IGNACIO GARCÍA VALDECASAS 12/01/2009


¿Por qué la humanidad no se moviliza contra la tortura y asesinato de millones de mujeres?
Hace 60 años nacía en el sur de África un régimen odioso y criminal que segregó y discriminó a la mayoría de sus gentes por el color de la piel.
La República Surafricana llevó una vida tranquila hasta que se independizaron los países africanos 15 años más tarde. La oposición de éstos no sería determinante porque la lucha no nació de Occidente y, durante cierto tiempo, fue una baza de la guerra fría en manos de la Unión Soviética. En los años 70, finalmente, Europa y los Estados Unidos se sumaron a esta causa y aceleraron la caída del apartheid surafricano.
He recordado lo anterior porque en decenas de países existe un diferente, pero igualmente odioso, apartheid que somete al 50% de su población a la discriminación, a la segregación, a los malos tratos, a la tortura y a la muerte.
Mujeres asesinadas en Turquía y Oriente Próximo o lapidadas hasta la muerte en Nigeria e Irán por una infidelidad matrimonial, por acercarse a un hombre o por haber sido violadas y mancillado así el honor familiar. Niñas que sufren la mutilación sin anestesia de sus órganos genitales para mantener una tradición generalizada en África subsahariana, en partes de Oriente Próximo y, menos extendida, en países de Asia y del Norte de África. Jóvenes a las que les desfiguran la cara con productos químicos en Bangladesh o Afganistán si no aceptan una sumisión absoluta. Seres abortados en el vientre de sus madres o asesinados nada más nacer en China por haber venido al mundo con el sexo equivocado. Personas que sufren discriminación jurídica desde Casablanca hasta el Pacífico o explotación permanente desde Asia central hasta el Golfo de Guinea.
¿Sabíamos todo esto? ¿Preferimos no saberlo?
¿Dónde están las denuncias de este odioso apartheid? ¿Cuándo las manifestaciones de protesta ante las embajadas? ¿Cuántas condenas y sanciones de organismos internacionales? Ni siquiera el feminismo occidental se siente concernido. Amnistía Internacional levanta acta y poco más...
Es cierto que la situación en el resto del mundo dista de ser perfecta, pero no hay comparación posible.
Siendo así, ¿por qué la humanidad se movilizó contra el apartheid racial y no lo hace contra un apartheid sexual aún más cruel y violento?
Los problemas del Tíbet o de la secta Falun Gong en China acaparan las portadas de todo el mundo. La detención de tres disidentes en La Habana llena las páginas de los periódicos en Estados Unidos, Europa o Iberoamérica. El homicidio de una mujer en España a manos de supareja causa conmoción, aunque las autoridades apliquen con rigor una ley represora de la violencia contra la mujer. Y está bien que lo anterior sea como es, pero ¿qué ocurre cuando llegan noticias de crímenes de honor en Turquía o Palestina?
¿Quién se ha enterado de que hace unos meses cinco mujeres en Pakistán fueron torturadas, mutiladas y enterradas vivas en una fosa común? ¿Cuál fue su pecado? Tres de ellas, hermanas, pretendieron casarse con los hombres que amaban. Las otras dos, madre y tía, les apoyaron.
Lo publicó Le Monde el 26 de septiembre de 2008, pero no nos hemos dado por enterados de este crimen de "salvajismo inédito" perpetrado con la complicidad de las autoridades locales y regionales. Apenas hubo reacción alguna.
Asistimos impasibles cada año a millones de torturas y mutilaciones infantiles.
Este apartheid va acompañado de su particular telón de acero. La ocultación de los hechos, de la realidad discriminadora y criminal, comienza en la familia y en la colectividad con la complicidad de las autoridades locales.
La ley del silencio sigue actuando en los escalones superiores de manera que rara vez la noticia traspasa las fronteras y salta a los medios internacionales. Cuando llega, cae en la indiferencia y, acto seguido, en el olvido.
"¡Son tradiciones multiseculares y continuaré defendiéndolas!". Esta soflama podía haberla soltado un líder afrikáner en un mitin en Johannesburgo en los años 80 para defender el apartheid apoyándose en una tradición multisecular por la que europeos y árabes esclavizaron a millones de africanos.
Puedo imaginarme el escándalo y la indignación que habría inflamado, con razón, a toda la humanidad biempensante. De hecho, éstas son las palabras de un diputado paquistaní en un debate parlamentario y pasaron prácticamente desapercibidas.
A veces surge una causa célebre que moviliza a la opinión pública internacional como la de aquella pobre mujer nigeriana condenada por un Tribunal Islámico a ser lapidada por haber sido violada y tenido un hijo como consecuencia.
Entretanto, silencio y olvido. Hay en el mundo 135 millones de mujeres que fueron torturadas y mutiladas en su infancia. Cada día 3.500 mujeres de menos de 15 años son obligadas a casarse. Son sólo dos ejemplos de una realidad cubierta por un tupido velo.
Unos apoyan el crimen: "son tradiciones multiseculares...". Otros miramos de soslayo.
Sí, es cierto. Existe un horrible apartheid y está oculto por un tenebroso telón de acero tejido de complicidades e indiferencias.
¿Cuándo gritaremos que todas las mujeres de la tierra merecen el mismo trato legal y social? ¿Cuándo, en consecuencia, nos movilizaremos en contra de tan odioso apartheid?