terça-feira, dezembro 27, 2016

Sexo, mentiras y denuncias: la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y los casos de acoso y abusos

Sexo, mentiras y denuncias: la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y los casos de acoso y abusos

En marzo de 2016, se supo por un artículo en la revista The Clinic del caso de abuso de poder hacia la estudiante María Ignacia León, por el profesor Fernando Ramírez, entonces docente en Historia, una de las cuatro carreras de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
En mayo, Leonardo León, ex director de la carrera de Historia, fue denunciado por acoso sexual por las alumnas Macarena Orellana y Dina Camacho. El docente, que hizo clases durante 24 años en la UCH, tiene un prontuario de relaciones íntimas con sus alumnas a lo largo de su carrera, que se hizo público por primera vez a través de un sumario realizado en la Universidad de Valparaíso en 1999 por abuso sexual a la alumna Carla Giovanetti, del cual solo recibió como sanción disciplinaria una multa del 20% de su remuneración mensual.
A partir de la denuncia realizada por María Ignacia León, surgieron al menos diez acusaciones más durante el primer semestre del 2016, según Marcos López, estudiante que cursa cuarto año de Historia y es dirigente de la Coordinación Estudiantil desde principios de este año, que recibe las denuncias y reclamos de los alumnos. Los nombres que más se reiteran, informa el estudiante, son: los de los profesores Fernando Ramírez, el del ex director de carrera Leonardo León, también Sergio Grez, Sergio Carrasco, Zvonimir Martinic, todos con más de 50 años de edad, y el difunto Jaime Massardo.
Hasta hoy se han hecho 13 asambleas estudiantiles que buscan llegar a respuestas sobre cómo enfrentar la situación. Se iniciaron en octubre del 2015 a raíz de la denuncia contra Fernando Ramírez y, desde entonces, dieron origen a un movimiento estudiantil contra lo que una académica –miembro del departamento hace más de diez años y que solicitó que su nombre no fuese publicado– llama la “cultura de tolerancia” hacia las malas prácticas relacionales de una generación de historiadores cuyas vidas se han cruzado por razones políticas, académicas y de amistad desde la década del 70.
Esta historiadora también afirma que “los alumnos sabían de la fama de los profesores y casos de este tipo desde hace muchos años. Es una cultura que todos los docentes también supimos en algún momento. Los rumores, acusaciones concretas hacia gente y sanciones anteriores”. Ella afirma que en ese tiempo desde la universidad no podían hacer nada, porque las alumnas no habían denunciado formalmente a los profesores.
“Lo que está pasando hoy es histórico. Es la primera vez que las alumnas se están atreviendo a denunciar actitudes machistas por parte de los profesores que llevan años sin sancionarse”, dice Marcos López.
En algunas asambleas han llegado a participar más de 150 alumnos de la Facultad, quienes redactaron en conjunto una declaración pública que reprueba los hechos y brinda apoyo a las estudiantes afectadas.
Las asambleas han sido dirigidas por Marcos López, quien ha liderado el proceso de concientización del problema entre el cuerpo estudiantil, junto a sus compañeras Francisca Barrientos y Nicole Molina. Ellas crearon el Comité de Ética CEFH, espacio donde se acogen las denuncias de las estudiantes y se recolectan pruebas que avalen las acusaciones.
“Como comité entendemos que entre un profesor y una estudiante hay una relación de poder. Respecto al consentimiento, por mucho que ella diga que sí, puede haber relaciones de poder que igual estén incitando a la alumna a decir ese sí. Al final por favores sexuales puedes tener trabajo, buenas notas, acceso a muchas cosas que, si uno no lo hace, sobre todo en una carrera como Historia, donde no hay mucha pega, nunca lo vas a encontrar”, dice Francisca Barrientos, presidenta del Comité.
María Ignacia León fue la primera en denunciar públicamente una relación con un docente que involucraba más que lo académico en el horario de clases y que ella misma describe como manipulación. María Ignacia León contó a la prensa la reacción que su profesor había tenido cuando supo que ella estaba pololeando: “Me trató de traidora, me gritoneó tanto, que tuve que decirle que no podía seguir conversando en esas condiciones. Ese día me pude dar cuenta, por primera vez, que él me manipulaba a su gusto y que yo, por razones que todavía no entiendo, lo permitía”.
El segundo caso en hacerse público gracias a una denuncia fue el de Leonardo León. Profesor en la Universidad de Chile desde 1992, fue exiliado en 1973 durante la dictadura y vivió en Londres hasta 1992, año en que retornó al país. Junto a Gabriel Salazar y Luis Ortega fundaron, desde Inglaterra, la revista historiográfica La Nueva Historia Social.
En 2016, León fue denunciado ante la universidad por Macarena Orellana y Dina Camacho, por acoso y persecución sexuales. La fama de sus relaciones con sus estudiantes y ayudantes data de hace cerca de 20 años.
Seguida a la denuncia realizada por las dos estudiantes, comenzó a circular por Facebook la acusación de Paula Godoy, ex alumna de historia de la UARCIS –lugar donde Leonardo León trabajó 13 años– y actual directora audiovisual.
Allí detalla que ella conoció a León el año 2000 cuando iba al departamento de su amiga Marisol Videla, a unas clases particulares que esta última realizaba. Ahí Videla le presentó a Leonardo León como su pareja, con quien tenía una diferencia de 25 años de edad.
El testimonio dice que en un inicio León no se mostraba interesado en Godoy. Se acercó una vez a ella para anunciarle que sería su profesor cuando Paula ingresó a la ARCIS. En esas clases Godoy notó una actitud extraña en León, quien hacía como que no la reconocía e, incluso, llegaba a cambiarle el nombre cuando se dirigía a ella.
Ella seguía yendo al departamento de Videla por sus clases particulares y, en una ocasión, sin Videla en el departamento, se topó con León, quedando solos ellos dos. Según escribe Godoy, Leonardo se le acercó y la criticó por su forma de vestir, diciendo: “Oye, Paula, tú ya eres historiadora y tienes que empezar a vestirte como tal, no puedes seguir vistiéndote como cabra chica, tienes que empezar a comprarte ropa de mujer”. Para Paula, esto fue el inicio de las actitudes dominantes que más adelante aumentarían.
En entrevista con Paula Godoy, ella declaró que consideró extraña la forma en que León empezó se comportarse con ella. “Me dije a mí misma: 'Qué raro que este viejo se meta en estas cosas'. Pero no le di mucha importancia. Luego empezó a decirme: 'No te pongai a tomar en la Universidad. Pobre de ti que te vea curada, cosas así'”, dice Godoy, y agrega: “Yo pensaba que Leonardo lo hacía de buena onda”.
En julio de 2004, Marisol, quien esperaba un segundo hijo de Leonardo, la invitó a ella y a otros amigos más a tomar té a su casa, previo a las vacaciones de invierno. Cuando se dirigía al lugar, se encontró con León en el microbus.
“Estábamos en la micro camino al té en el departamento de Quinta Normal con León. Mientras conversábamos, las cosas subieron de tono y me preguntó sobre si mi vida sexual era activa, yo le sonreí nerviosa y le dije que por qué me preguntaba eso. Ahí me tomó las manos y me dijo: '¿Querís aprender a tener buenas cachas?'. Yo lo paré en seco y le dije: 'Profesor, usted es la pareja de mi amiga, ¿qué onda?'. A lo que me respondió: 'No. Yo no soy la pareja de ella, ella es mi amante'. Me bajé de la micro en la próxima parada, sola y tiritando”, relató Paula en conversación con los autores de este reportaje.
Afirmó a este medio que no le extraña que existan casos de acoso en la Facultad de Filosofía y Humanidades, porque asegura que se les cubren las espaldas a los que caen en estas conductas. “Es obvio que sí lo hacen”, dice Paula.
En su oficina, que es la última del largo pasillo que alberga solo a algunos de los profesores del Departamento de Historia, Gabriel Salazar defiende a sus colegas: “Hay profesores que buscan más que una relación de amistad con las alumnas, pero a ellas (las denunciantes) yo las veo muy pintiparadas. Dando declaraciones de acá para allá. Yo no las vi muy destruidas psicológicamente. Los que sí están destruidos son los dos profesores acusados, Ramírez y León. Están jodidos. Yo no sé si un acoso estúpido da para la pérdida que se produjo por esto (la destitución de ambos). En la balanza es donde hay que ver”.

León solicita su destitución de la Universidad de Chile

“León estuvo lanzando sucesivas licencias cada 15 días, no solo para no asistir a clases o evitar que lo funaran, sino que además estratégicamente, porque si él está con licencia médica y le llegan a quitar una cátedra, puede ser considerado como acoso laboral y, por ende, él podría haber iniciado una contrademanda”, explica el coordinador estudiantil Marcos López.
Luego de ausentarse por un mes, el 29 de marzo de 2016, Leonardo León presentó su renuncia en una carta a la dirección de la carrera de Historia, donde dice haber carecido del apoyo de la comunidad para generar su proyecto académico: “Me fue imposible generar un proyecto académico e institucional que lograra no solo resolver problemas pendientes. Lamento que una tarea que asumí con tanto compromiso termine de esta manera tan abrupta, pero tengo la confianza de que en el futuro, cuando se superen las querellas y rencillas internas, otras personas estarán en mejores condiciones para asumir la dirección de un Departamento de Historia que sigue aferrado a los eventos del siglo XX”.
Desde entonces, no volvió a pisar las salas del campus Juan Gómez Millas. Si bien había abandonado la dirección, aún debía impartir cuatro cursos en pregrado y tres en posgrado, a los que no asistía debido a los certificados médicos que venía presentando desde antes de su renuncia. Finalmente, estos se prolongaron hasta el lunes 16 de mayo, día en que Leonardo León solicitó su destitución de la Universidad de Chile.
El profesor Pablo Artaza, quien quedó a cargo del Departamento de Historia como director subrogante, cuenta que el día en que León mandó la carta pidiendo su destitución varias alumnas visitaron su oficina para manifestar preocupación y contar su experiencia con León en clases.
Ante la pregunta de si León pidió que lo destituyeran para no tener que enfrentar cargos y sumarios, respondió: “Sí, por supuesto que quiso irse con los papeles limpios. El riesgo de la desvinculación como fruto de sanción le genera perjuicios mucho mayores que aparecer desvinculándose sin sanción. Ahora él va a salir de la universidad sin sanción”.
Para explicar por qué él cree que la administración habría aceptado la solicitud días más tarde, dice: “En ese momento no se le estaba investigando todavía. Todavía no había sido llamado a declarar. Pero, ojo, yo tengo una posición bien cuidadosa en ese sentido, porque no sé si es un escenario totalmente negativo. De haber enfrentado Leonardo León el sumario, no estamos seguros de que hubiera tenido sanción. El problema con las denuncias del profesor León es la antigüedad de los hechos”, con esto Artaza se refiere a que las denuncias evocaban situaciones que habían ocurrido con más de un año de antigüedad al momento de ser presentadas.
Marcos López, coordinador estudiantil, afirma que la destitución de León, aunque haya sido solicitada por él mismo, también debe verse desde un ámbito positivo: “El hecho de que haya sido desvinculado fue un logro de la lucha que se ha dado durante estos meses, pero, por otro lado, implica que él es un maquiavélico que sabía lo que estaba haciendo”.

Vidas entrelazadas.....

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