sexta-feira, outubro 31, 2008

Cpihts Lança três Forum para Incentiivar o debate Profissional em Serviço Social




O Centro Português, a fim de dinamizar um debate organizado sobre varios problemas da vida profissional, coloca na sua página , a disposição dos assistentes sociais, tres forum que podem ser ulitizados de forma crítica e construtiva. Podem aceder directamente na página do http://www.cpihts.com/



a.-- Forum Serviço Social, Ética, Deontologia & Direitos Humanos Este Forum tem por objecto a reflexão sobre a ética, a deontologia profissional e os direitos humanos. A reflexão crítica sobre os projectos profissionais que decorre a nível internacional pode auxiliar uma reflexão séria sobre a nossa realidade profissional mais próxima e potencializar a organização dos Assistentes Sociais neste futuro próximo.



b.-Mercado de trabalho e saídas profissionais em serviço social Este Forum pretende possibilitar os contactos na área do trabalho e de saídas profissionais dos assistentes sociais, bem como as suas condições, assim como a construção de plataformas conjuntas para defesa dos direitos laborais dos profissionais. Esta aberto a sugestões e propostas.



c.-Mercado de trabalho e saídas profissionais em serviço social Este Forum pretende possibilitar os contactos na área do trabalho e de saídas profissionais dos assistentes sociais, bem como as suas condições, assim como a construção de plataformas conjuntas para defesa dos direitos laborais dos profissionais. Esta aberto a sugestões e propostas.

Participa dinamizando o forum de forma criativa in http://www.cpihts.com/
alfredo henríquez

Serviço Social e Identidades Culturais: A Mulher do Navajo contra a Tribu Pueblo

Um Artigo de Amy Gutmann
El interés que siempre he tenido por la justicia procede de mi padre, que huyó de la Alemania nazi cuando era un estudiante universitario judío en 1934 y llevó a toda su familia -sus padres y cuatro hermanos mayores- a vivir con él en India. No habrían sobrevivido si no hubiera sido porque mi padre tomó la iniciativa, y porque le permitieron establecerse, primero en India y, luego, en Estados Unidos. Durante muchos años, cuando era niña en una pequeña ciudad estadounidense, fui la única judía de mi clase. Todo el mundo sabía a qué religión pertenecía cada uno. Había tiempo para que los alumnos católicos asistieran a la catequesis, y yo iba a la escuela hebrea una vez a la semana. Pero, aparte de ser conscientes de nuestras distintas identidades religiosas, no comprendíamos su significado. Cuando llegó a mi colegio el primer chico judío, un compañero exclamó con vehemencia que "los judíos fueron los que mataron a Cristo". Mi historia personal hizo que, desde muy pronto, empezara a pensar en el papel que tiene la identidad de grupo en las vidas de las personas y las sociedades democráticas.
Es difícil comprender el papel tan importante que el recurso a la identidad de grupo -ahora llamado, en general, "política de la identidad"- desempeña dentro de las sociedades democráticas contemporáneas en relación con una gran variedad de fenómenos, desde la movilización política rutinaria en unas elecciones hasta el malestar civil en épocas de crisis.
Los detractores de la política de la identidad hacen hincapié en sus inconvenientes. Los grupos exigen a sus miembros una lealtad que puede chocar con sus obligaciones respecto a la sociedad, los seres humanos y el bien público. Las identidades de grupo -cristianos, musulmanes, judíos, hombres, mujeres, hispanos, negros, blancos, por no mencionar más que unas cuantas- asignan casi siempre estereotipos a los individuos ("asesinos de Cristo" o antisemitas, tolerantes o intolerantes, perezosos o trabajadores, fuertes o débiles, ambiciosos o protectores). Los estereotipos, por naturaleza, encasillan a las personas y limitan su libertad para definirse a sí mismas. Además, suelen engendrar hostilidad, en vez de las alianzas en torno a los valores comunes que constituyen la base unificadora de las democracias. Las divisiones que provoca la política de identidad de grupo desembocan en desconfianza, odio e incluso violencia; no precisamente una receta para la buena salud de las democracias ni la defensa de causas justas.
Los defensores de la política de la identidad presentan un panorama muy distinto. Señalan que los seres humanos no sólo siempre se han identificado con grupos, sino que siempre lo harán. Los seres humanos, dicen, son animales sociales. Además, los individuos se identifican de manera natural con quienes son "como nosotros"; ser como nosotros incluye identidades de grupo voluntarias e involuntarias tan distintas como las de humanos, hombres o mujeres, jóvenes o viejos, cristianos, musulmanes, judíos, heterosexuales, homosexuales o transexuales, y así sucesivamente. Negar la importancia de la identidad de grupo es no sólo negar un elemento fundamental de la identidad de cualquier persona, sino también pasar por alto las funciones positivas que desempeña en muchas vidas: muchos grupos -sobre todo, grupos minoritarios que a lo largo de la historia han sufrido la discriminación de las mayorías- ofrecen seguridad personal y sentido de pertenencia social, orgullo y mutuo apoyo, en situaciones en las que las mayorías todavía no han dejado de discriminar del todo.
Incluso cuando no hay discriminación, los defensores de la identidad de grupo nos recuerdan que, en la política democrática, los números cuentan. La clave del éxito en la política democrática es atraer, organizar y movilizar grupos, sean grupos de interés o grupos de identidad.
¿Existe alguna forma de superar esta enconada división entre los críticos y los defensores de la política de la identidad?
En la política democrática, la mayoría de la gente tiene más influencia en grupo, y los grupos de identidad son la expresión de una libertad de asociación fundamental. Si se les deja, los individuos se identifican con grupos. Pero una política de identidad que no esté también imbuida de un sentido de la justicia divide a la democracia en lugar de unirla. La clave es utilizar el sentido que cada uno tenga de la justicia democrática para inspirar y valorar la política de identidad. Hay muchas formas de que una política que dependa de grupos de identidad, y que esté influida por un sentido de la justicia, pueda ayudar a garantizar mejor las libertades, las oportunidades y la igualdad para todos los individuos, no sólo para los miembros más poderosos de grupos favorecidos o desfavorecidos.
Pensemos en un caso muy significativo de justicia denegada a causa de la política de la identidad: Julia Martinez vivió en la reserva de Santa Clara de los indios pueblo, en el suroeste de Estados Unidos, toda su vida. Se casó con un navajo y tuvieron ocho hijos a los que educaron en la reserva, donde aprendieron a hablar la lengua tradicional de los pueblos, tewa, y a respetar sus costumbres y tradiciones. Como Martinez se había casado con alguien que no era de la tribu, ni ella ni sus hijos podían tener la ciudadanía ni los derechos sociales de los pueblo. Si Martinez hubiera sido hombre y se hubiera casado con alguien de fuera, entonces sí habrían conservado todos los derechos correspondientes. Martinez presentó una demanda contra las autoridades tribales en la que invocaba la Ley de Derechos Civiles de los Indios de 1968: "Ninguna tribu india, en el ejercicio de sus poderes de autogobierno, negará a ninguna persona dentro de su jurisdicción la igualdad de protección ante la ley". Martinez perdió la demanda porque, en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, dividido, la mayoría decidió que "derogar las decisiones tribales, por buenos que sean los motivos, es destruir la identidad cultural bajo la apariencia de proporcionarla".
Con la excusa de proteger la soberanía pueblo, la mayoría del tribunal negó a las mujeres indias y a sus hijos el derecho de ciudadanía, al no reconocer que casi todas (si no todas) las personas tienen múltiples identidades de grupo: en el caso de Martinez, una mujer pueblo, casada con un navajo, y también ciudadana de Estados Unidos, que aspiraba a disfrutar de los mismos derechos que habría tenido un hombre en esas circunstancias. Negarle la igualdad con los hombres, como exigía la Ley de Derechos Civiles de los Indios de 1968, fue negarle justicia.
El caso de Martinez ilustra lo que tiene de malo la idea de conceder soberanía absoluta a cualquier grupo. Martinez perdió su demanda de igualdad de trato no por su identidad de grupo, sino porque la mayoría de los miembros del Tribunal Supremo de Estados Unidos decidió ceder la soberanía absoluta a las autoridades pueblo -todas ellas, varones-, pese a que eso suponía derogar la igualdad cívica, la libertad y la igualdad de oportunidades para las mujeres pueblo. No existe ninguna prueba que indicase que la identidad pueblo habría quedado "destruida" por conceder esos derechos a las mujeres. Las identidades de grupo son múltiples, no singulares. Es de suponer que la identidad de Martinez como mujer pueblo formaba parte de la identidad pueblo en su conjunto.
Y, como las identidades de grupo son múltiples, no singulares, y la política democrática necesita tener en cuenta a la justicia para prosperar, la relación entre identidad de grupo y democracia es compleja. Los grupos de identidad, en general, no son ni amigos ni enemigos de la justicia democrática. Plantean unos retos muy claros que quienes se preocupan por la democracia deben abordar. Los grupos de identidad ofrecen la ventaja de la organización con arreglo a la identidad común en la política democrática. Pero también plantean problemas a los subgrupos que hay dentro de ellos y a los que no pertenecen a ninguno. Una visión democrática de la política de la identidad debe identificar los aspectos positivos y problemáticos que tiene la identidad de grupo en la política democrática. En este sentido, la noción de identidad en democracia indica cómo podemos reconocer lo bueno, lo malo y lo feo que hay en la política de la identidad, para ser capaces de fomentar lo bueno y disminuir (aunque no podamos eliminar por completo) lo malo y lo feo.
Amy Gutmann es filósofa, rectora de la Universidad de Pensilvania y autora, entre otros títulos, de La identidad en democracia (Katz).
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

terça-feira, outubro 28, 2008

Serviço Social João XXIII a Primavera Na Igreja Católica

El 28 de octubre de 1958, hoy hace medio siglo, era elegido Papa el anciano patriarca de Venecia Angello Giuseppe Roncalli, que tomaba el nombre de Juan XXIII, tras casi 20 años de pontificado de Pío XII, muy criticado por su insensibilidad ante la persecución de los judíos por el nazismo.
Nada hacía pensar en la biografía del nuevo Papa que pudiera llevar a cabo cambios importantes en la marcha de la Iglesia católica, anclada en la Cristiandad medieval. De joven se había formado en un seminario de la Contrarreforma. Ya sacerdote, fue secretario particular del obispo de Bérgamo, su diócesis natal, y profesor de Historia de la Iglesia. Su siguiente destino fue la dirección nacional de Propaganda Fide en Roma. Después, ejerció, durante diez años, la función de visitador apostólico en Bulgaria, país con sólo 62.000 católicos, sin mucho entusiasmo. "Bulgaria es mi cruz", escribió entonces con resignación.
De Bulgaria pasó a la nunciatura de la Turquía laica de Atatürk en plena política secularizadora, que rechazaba el islam y cualquier forma religiosa considerada integrista, incluido el catolicismo. Su posterior misión fue la nunciatura de Francia, donde llegó en 1944 cuando estaba a punto de ser liberada del nazismo, en un momento de fuerte división entre los católicos -sacerdotes y obispos incluidos- por profundas divergencias políticas e ideológicas. Allí le tocó vivir la experiencia de los sacerdotes obreros y las sanciones de Pío XII a algunos de los más cualificados representantes de la nouvelle théologie. Con 71 años fue nombrado arzobispo de Venecia. Una vida, por tanto, entre el trabajo burocrático de la curia romana y la diplomacia, con un breve tiempo de actividad pastoral.
Sin embargo, en menos de cinco años, la duración de su pontificado, logró poner en marcha una de las mayores transformaciones de la Iglesia católica, que pasó del autoritarismo piano al conciliarismo, del integrismo al compromiso con la historia, de la Contrarreforma a la reforma, de la Cristiandad a la Modernidad, de la alianza con el poder a la Iglesia de los pobres y del anatema al diálogo. Ponía fin a cuatro siglos de Contrarreforma, haciendo suya, sin citarla, la propuesta de Lutero ("La Iglesia debe estar en permanente reforma"), que luego asumió el concilio Vaticano II.
Con el pontificado de Juan XXIII se inicia una era de cambios compulsivos en la historia de la humanidad, que continuaron a lo largo de la década de los sesenta del siglo pasado. Fue, por utilizar la expresión de Karl Jaspers aplicada a otra época histórica, el tiempo-eje de las utopías en el que se sucedieron importantes transformaciones de toda índole: la revolución cubana, la independencia de los países sometidos a las potencias europeas, la lucha por los derechos civiles, los movimientos de liberación en América Latina, la revolución estudiantil, la primavera de Praga, el diálogo cristiano-marxista, etc. Transformaciones todas ellas alentadas por una filosofía de la esperanza que tuvo su traducción religiosa en las teologías de la secularización, revolución, de la esperanza y de la liberación. ¡Era la utopía en acción!
Juan XXIII llevó a cabo una revolución copernicana dentro de la Iglesia católica. Con la convocatoria del Vaticano II recuperaba la tradición democrática de los concilios medievales de Basilea y de Constanza, que defendieron el concilio como forma colegiada de dirección de la Iglesia. En el discurso de apertura del Vaticano II mostró su distanciamiento de los "profetas de calamidades que siempre están anunciando infaustos sucesos como si fuese inminente el fin de los tiempos". Criticó las alianzas que el cristianismo había hecho, desde Constantino, entre el trono y el altar, denunciando las "ilícitas injerencias de las autoridades civiles" en el desarrollo de los Concilios ecuménicos y las acciones supuestamente protectoras de los "príncipes de este mundo" que respondían a motivaciones políticas y al propio interés, y que tantos daños generaron. Entonaba, así, el réquiem por la muerte de la Iglesia de la Cristiandad, considerada hasta entonces la única forma de realización del cristianismo, e iniciaba el diálogo con la Modernidad, a la que sus predecesores habían condenado como el Anticristo y la gran enemiga de la Iglesia .
Hizo suya la cultura de los derechos humanos, anatematizada sistemáticamente por los papas desde la Revolución Francesa, y la incorporó a la doctrina social de la Iglesia en su memorable encíclica Pacem in terris, dirigida "a todos los hombres de buena voluntad" y publicada el 11 de abril de 1963, apenas dos meses antes de su fallecimiento. Quince años después de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la ONU y tras no pocas resistencias de la Iglesia católica hacia ella, Juan XXIII la asumía en su integridad.
Gracias a Juan XXIII volvió a haber primavera en la Iglesia católica, tras siglos de invernada, y empezamos a acariciar la esperanza de Otra Iglesia Posible. Pero fue una primavera corta, que apenas duró diez años. Luego vino, de nuevo, la larga invernada, que ya dura cuarenta años. ¿Hasta cuándo?
Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III de Madrid, y autor del Nuevo diccionario de teología

Serviço Social e Direitos Humanos: A Escrava que Venceu o Estado

La esclava que venció al Estado
Un tribunal internacional africano condena al Gobierno de Níger por "inacción"
a la hora de proteger a una chica que sufrió la esclavitud durante 10 años
Hadijatou Mani, natural de Níger que ahora tiene 24 años, fue vendida a un hombre cuando tenía 12 y fue su esclava durante los 10 años siguientes. Fue obligada a trabajar para su amo, que la maltrataba a menudo y que la violó a los 13 años. Hace tres años, el hombre la liberó y ella decidió que el Gobierno de su país, que había declarado ilegal la esclavitud dos años antes, cometió negligencia al no saber protegerla contra el degradante destino de pertenecer a alguien. Hoy, un tribunal internacional africano le ha dado la razón y ha condenado al Gobierno de Níger a indemnizarla con 15.000 euros.
La historia de Hadijatou comenzó hace 14 años, en 1994. Cuando ella contaba 12 años, fue vendida por su familia a un hombre llamado Suleyman Naroua por el equivalente a 500 dólares (394 euros). Según su relato, Naroua le obligó a trabajar para él durante los siguientes 10 años, tanto en la casa como en el campo. Además, la violó cuando tenía 13 años y la obligó a hacerse cargo de sus hijos. También ha relatado que el hombre la pegó "muchas veces", tantas que huyó en alguna ocasión y volvió con su familia. Pero "después de dos o tres días, me llevaban de nuevo con él", dijo ayer en el programa World Today de la BBC.
"No sabía qué hacer en aquel momento, pero desde que me enteré de que la esclavitud había sido abolida, me dije a mi misma que nunca más sería una esclava". Eso sucedió en 2003, cuando Níger abolió oficialmente la esclavitud. Pese a ello, siguen produciéndose casos, tanto en Níger como en otros países del occidente africano, como Mauritania o Mali.
La suerte de Hadijatou cambió en 2003, cuando su "amo" la liberó y le entregó un "certificado de liberación", según cuenta Anti-Slavery Internacional la ONG, que la ha ayudado en los tribunales. Por poco tiempo. Hadijatou abandonó la casa de Naroua y conoció a otro hombre, con el que pretendía casarse. Fue entonces cuando su antiguo amo reapareció: Frustró la boda de Hadijatou diciendo que ya estaba casada con él. Un tribunal dictaminó contra Naroua y Hadijatou siguió adelante con su boda, pero más tarde, el caso fue revisado, se dio la razón al antiguo amo y la chica fue condenada a seis meses de cárcel por bigamia.
Ella, entonces, decidió llevar su caso al tribunal de Justicia del Ecowas (Comunidad Económica de Estados de África Occidental). Hadijatou denunció al Gobierno de su país por no evitar que fuera convertida en esclava, pese a que oficialmente abolió la esclavitud hace cinco años, mientras ella seguía cautiva. El tribunal le ha dado ahora la razón, pese a que Niger sostiene que hace todo lo que puede para erradicar la tragedia de la esclavitud. Según el tribunal, Hadijatou fue víctima de esclavitud y hace "a la República de Niger responsable de inacción".
"Estoy muy feliz por esta decisión", ha declarado Hadijatou al conocer la sentencia del Tribunal, explicando que una de las razones por las que ha acudido al Ecowas ha sido para evitar que sus dos hijos tengan que vivir en la esclavitud, porque es costumbre que los hijos de los que son mantenidos como esclavos se conviertan a su vez en propiedad del amo. El Tribunal condena a Niger a pagar a 10 millones de francos CFA (el franco de las Colonias Francesas de África), equivalente a 19.030 dólares (15.000 euros). "Acatamos la ley y respetaremos esta decisión", ha declarado Mossi Boubacar, abogado del Gobierno nigerino.
Romana Caccioli, de Anti-Slavery International, sostiene que su grupo ha ayudado a liberar a cerca de 80 mujeres con casos similares al de Hadijatou. Según sus cifras, hay unos 40.000 esclavos en Niger, por lo que el caso de Hadijatou puede tener una gran importancia para muchas personas. "Será el fin de la condición de esclavo y espero que se abra un nuevo día para muchos otros que esperaban esta decisión porque ahora pueden creer en un organismo que al que acudir y que puede cambiar tu vida", ha dicho Ibrahima Kane, una de las abogadas de Hadijatou. Las decisiones del Tribunal de Justicia del Ecowas son vinculantes para todos los estados que forman parte de la organización.

domingo, outubro 26, 2008

A "Canalhada" de Franco contra o Bispo Espanhol Fidel Garcia Martinez


La policía franquista simuló varias visitas de un prelado antinazi
a un prostíbulo de Barcelona para obligarlo a retirarse
Que un obispo famoso en la España de Franco, nacionalcatólica a machamartillo, sea sorprendido en una casa de citas cohabitando "en una cama de las llamadas de matrimonio" con una prostituta produjo "sensación y estupor por la personalidad del hallado" a los policías encargados de redactar el informe, calificado de "reservadísimo". Ocurrió, según el atestado, el 18 de agosto de 1952. Diez años más tarde, Franco se hizo entregar otro informe, éste del Servicio de Información Militar, reconociendo que todo había sido un montaje, con "dobles del obispo", para acabar con un prelado incómodo para el régimen franquista por sus doctrinas antinazis.
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Universidade do Algarve Abusos Sexuais - Mais duas mulheres com Queixas de Assédio de Médico

Gratuitas e de forma voluntária. São assim as consultas que o ginecologista condenado por abusos sexuais a utentes realiza todas as semanas a alunas, professoras e funcionárias da Universidade do Algarve (Ualg), através do Serviço de Acção Social.
Foi numa destas consultas com o médico J.V., no início de 2004, que Ana (nome fictício), funcionária da Ualg, viveu momentos dramáticos.
"Mandou-me despir e começou logo por me mexer no clitóris de uma forma estranha. Tocou-me como um homem e não como médico. Enquanto mexia dizia que tinha uma coisa muito bonita com lábios grandes. Nunca calçou luvas", recorda a vítima, que não teve coragem para fazer queixa. "Era a minha palavra contra a dele e ele é uma pessoa poderosa", desabafa.
Os minutos pareceram horas para Ana, mas nunca teve reacção para gritar e fugir. Ficou assustada. "Disse-me que tinha os músculos da vagina fortes como os homens gostam e que devia exercitar mais porque até os bichinhos gostavam", lembra a funcionária da Ualg, que diz saber da existência de mais casos de alunas e funcionárias, que nunca foram formalizados por vergonha. O CM tentou contactar o reitor da Ualg, sem sucesso.
Os abusos sobre Ana foram comunicados ao Serviço de Acção Social, mas nada foi feito e o clínico continua com as consultas, tal como no Hospital de Faro, onde outra vítima do médico foi assediada.

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http://www.correiomanha.pt:80/noticia.aspx?channelid=F48BA50A-0ED3-4315-AEFA-86EE9B1BEDFF&contentid=43242DA4-FDE1-41F1-9B89-165159A3A45B